La Junta de Castilla y León ha dado luz verde a una granja porcina de cebo con 3.148 plazas en el término municipal de Santa Croya de Tera. El proyecto se emplazará en el paraje Cuartones, entre Santa Croya y Santibáñez de Tera, en una finca de 12.564 metros cuadrados, de los cuales 3.468 se destinarán a edificaciones ganaderas.
La explotación, dedicada al engorde intensivo de cerdos de entre 20 y 100 kilos, contará con tres naves de cebo, un almacén de pienso, depósitos de agua, balsas de purines impermeabilizadas, y sistemas de ventilación forzada y automatización de pienso. La infraestructura se completa con piezómetros de control, una zona de maniobras, muelle de carga y un transformador eléctrico de 50 kW.
El volumen anual de estiércol se estima en 6.768 metros cúbicos, con una generación de 16.799 kilos de nitrógeno al año, que se destinarán a valorización agrícola, bajo un plan anual de fertilización y siguiendo las mejores técnicas disponibles (MTD) del sector porcino. La resolución impone la obligación de presentar un plan de gestión de purines, mantener un registro de emisiones y cumplir con los requisitos de economía circular y control sanitario.
Entre las principales medidas correctoras, la Junta exige:
- Balsas impermeabilizadas con doble capa sintética y sistema de detección de fugas.
- Cubrición de los depósitos para reducir las emisiones de amoníaco y metano.
- Sistemas de ventilación con filtros para minimizar olores y partículas.
- Red separada de aguas pluviales y residuales para evitar contaminaciones.
- Pantalla vegetal de integración paisajística y control piezométrico del subsuelo.
El informe ambiental detalla también que la granja no se ubica en zona vulnerable a la contaminación por nitratos, ni en espacios naturales protegidos. Las distancias a los núcleos habitados son de 2,6 kilómetros a Santa Croya, 2,6 a Santa Marta de Tera y 1,2 a Santibáñez de Tera, cumpliendo así la normativa autonómica sobre condiciones ambientales mínimas para instalaciones ganaderas.
En materia de emisiones, la instalación liberará de forma controlada 32.511 kilos anuales de metano, 5.128 kilos de amoniaco y 233 kilos de óxido nitroso, cifras que estarán sujetas a seguimiento y control periódico por parte de los servicios ambientales. Además, deberá evitar olores, ruidos y vertidos fuera de los límites establecidos y aplicar las MTD de reducción de emisiones a través de sistemas de cubrición, ventilación y gestión del estiércol.
Con esta autorización, la Junta refuerza su compromiso con un modelo ganadero sostenible, que combine la actividad económica rural con la protección del medio ambiente y la salud pública. La resolución obliga al titular a iniciar la actividad en un plazo máximo de seis meses, previa declaración responsable de cumplimiento ambiental.
