
A las nueve de la noche, bajo un cielo de verano que comenzaba a teñirse de azul profundo, las puertas de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen se abrieron para dar paso a la imagen de la Virgen, que apareció majestuosa entre un mar de miradas de fervor. La talla, adornada con flores blancas y vestida con su tradicional manto, avanzó lentamente entre aplausos, rezos y música.
Decenas de niños y niñas de primera comunión abrían el cortejo, vestidos de blanco inmaculado, con sus rostros iluminados por la solemnidad del momento. Tras ellos, fieles de todas las edades acompañaban a la Virgen en su recorrido, formando un río humano que serpenteaba por las calles del barrio.

Los balcones, engalanados con la imagen de la Virgen, eran testigos del fervor popular. La Real Cofradía de Nuestra Señora del Carmen volvió a demostrar su compromiso con una tradición que no solo se mantiene viva, sino que año tras año se fortalece.

Cuando la imagen regresó al templo, una sentida salve y el himno de España marcaron el final de un acto que ha sido mucho más que una manifestación religiosa: ha sido un homenaje colectivo, un acto de amor y una celebración de la identidad espiritual de Benavente.
La parroquia del Carmen, camino de convertirse en Santuario Mariano
Coincidiendo con el 350 aniversario de la fundación de la Cofradía, las parroquias de Benavente y la Real Cofradía de Nuestra Señora del Carmen han solicitado al Obispo la declaración de la iglesia del Carmen como Santuario Mariano Diocesano. La solicitud, que destaca la profunda devoción de la ciudad a la Virgen, ha sido bien acogida por el Obispado, que ya ha iniciado los trámites para su estudio.







