La Policía Nacional ha detenido a dos jóvenes, uno de ellos menor de edad, como presuntos autores de varios robos con intimidación a mujeres en la ciudad de Zamora. Los asaltos se produjeron durante las últimas semanas y compartían un patrón común: las víctimas eran siempre mujeres, algunas de ellas de avanzada edad, a las que los agresores arrancaban con violencia cadenas de oro del cuello.
Un patrón violento y premeditado
Los arrestados abordaban a sus víctimas por sorpresa, ejerciendo una fuerza desmedida para robarles las joyas, lo que en algunos casos provocó lesiones físicas. Uno de los hechos más graves se produjo cuando una mujer estuvo a punto de ser asfixiada con su propia cadena, resultando herida en el cuello.
Los asaltantes vestían sudaderas con capucha incluso en pleno verano, con el objetivo de evitar ser reconocidos. En algunas ocasiones, se cambiaban de camiseta durante la huida para despistar a las autoridades.
Robaban cerca de una residencia de mayores
Los hechos ocurrieron en una zona muy específica de Zamora, incluso cerca de una residencia de mayores, y tanto en horario de mañana como de tarde. Ante el aumento de denuncias, la Policía Nacional desplegó dispositivos especiales y puso en marcha una investigación intensiva, contando con la colaboración de la ciudadanía para identificar a los sospechosos.
Las joyas eran vendidas fuera de España
Estos jóvenes, familiares entre sí, según las investigaciones son itinerantes, carecen de arraigo en esta ciudad, lo que facilita su anonimato, dificultando enormemente su identificación y localización por parte de la Policía.
Generalmente estos grupos sustraen piezas de joyería, una vez consumado el robo violento dan rápidamente “salida” a los efectos sustraídos, bien a través de pequeños peristas de su propia nacionalidad, bien a través de los envíos a su país de origen, en muchos de los casos las piezas de joyería sustraídas son vendidas o pignoradas por familiares o terceras personas en los diferentes establecimientos de compra-venta de metales de la comunidad dónde se han producido los ilícitos penales.
Una vez finalizadas las diligencias, el mayor de edad fue enviado al Centro Penitenciario de Topas, mientras que el menor fue ingresado en un centro cerrado de menores, tras pasar por la Fiscalía de Menores y el Juzgado correspondiente.
