
Un acontecimiento de profunda espiritualidad
El pasado 25 de julio, coincidiendo con la solemnidad de Santiago Apóstol, el Monasterio de San Isidro de Dueñas (Palencia) fue escenario de una celebración de especial significado para la Iglesia y la Diócesis de Zamora: la profesión solemne del benaventano Fray Pablo María Colmenar Vázquez, de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia (OCSO), también conocidos como trapenses.
Este acto representa el compromiso total y definitivo de Fr. Pablo María con Dios y con la vida monástica. Su vocación, nacida en su tierra natal de Benavente, ha madurado durante años de oración, silencio y fraternidad hasta alcanzar este momento culminante.

Un benaventano al servicio de dios
A sus 31 años, Fray Pablo María ha recorrido un camino de discernimiento iniciado en 2017, que ha estado marcado por la vida contemplativa, el trabajo manual y la búsqueda constante de Dios.
Durante la liturgia, el joven benaventano pronunció sus votos solemnes de estabilidad, conversión de costumbres y obediencia, comprometiéndose a vivir según la Regla de San Benito en comunidad. La ceremonia fue presidida por el abad de San Isidro y contó con la presencia de sus padres, hermana, familiares, amigos y representantes eclesiásticos de Zamora y Benavente.
Desde la Unidad Pastoral Virgen de la Vega de Benavente, le expresaron un emotivo mensaje:
“Gracias por tu entrega y tu respuesta a la llamada de Dios.”

Una vida oculta, pero luminosa
La vida trapense es una existencia de recogimiento, pero profundamente fecunda. En palabras de la orden:
“En soledad y silencio, en oración constante y gozosa penitencia, ofrecen a la divina majestad un servicio humilde y digno.”
Fray Pablo María se integra así en una comunidad que estructura su jornada en torno a la Liturgia de las Horas, la lectio divina, el trabajo comunitario y el silencio interior. Una escuela de caridad fraterna y servicio divino, donde cada monje se convierte en un faro silencioso que sostiene espiritualmente a la Iglesia.

Unión con Benavente y acción de gracias
La elección de Fray Pablo María fortalece también el vínculo entre el Monasterio de San Isidro y la ciudad de Benavente, que cuenta con la presencia del monasterio de monjas cistercienses bernardas, formando parte de una misma tradición espiritual.
La Diócesis de Zamora, y con ella toda la Iglesia, da gracias a Dios por esta nueva vocación consagrada, y celebra el testimonio de un joven que ha optado por una vida escondida en Dios, fecunda en oración y humilde en servicio.

