
El templo mariano vidrialés, el santuario de Rosinos de Vidriales, se vestía este sábado de gala para rendir homenaje a su patrona, Nuestra Señora la Virgen del Campo.
Una celebración marcada por la fe y la tradición
Numerosos devotos se dieron cita este mediodía en el santuario para asistir a la procesión con la Señora y la posterior misa, en unos actos religiosos concelebrados por el legado pontificio y Superior General de la Congregación de la Sagrada Familia, José Antonio Rodríguez Nieto, acompañado de los presbíteros Pedro Centeno Vaquero, Fernando García y actuando como maestro de ceremonias el rector del santuario y párroco Miguel Hernández.
Se cerraba así un novenario en el que cada uno de los días, las celebraciones eucarísticas han estado dedicadas a las parroquias del Valle de Vidriales y de Entrevalles, concelebradas por los párrocos de la zona y teniendo como eje fundamental a «María, Madre de la Esperanza», en el contexto del Jubileo 2025, cuyo lema es «Peregrinos de la Esperanza». Precisamente el celebrante principal basaba su disertación homilética en esta referencia mariana, resaltando a María como Puerta de la Esperanza.
La Virgen del Campo, símbolo de esperanza
La patrona de Vidriales salía a la calle con toda solemnidad, teniendo como heraldos a la pendoneta y el pendón mariano ondeando sus paños a los cuatro vientos entre el incesante volteo de las campanas, los sones musicales de la Agrupación Banezaina y los cánticos y rezos de los devotos.
La explanada del santuario de Rosinos de Vidriales se hizo, una vez más, fiesta romera, en la que la asociación Amigos del Santuario de la Virgen del Campo se hacía notar con una variada muestra de artículos y objetos con referencia mariana. Al finalizar los actos religiosos, se procedía a la rifa de una cántara, delicadamente decorada por una artista integrante de la asociación. El número agraciado resultó ser el 2441.

























