La Noche de las Velas en Aliste ilumina la esperanza tras los incendios

La iglesia de San Bartolomé en Puercas de Aliste se convierte en un símbolo de resiliencia y unión comunitaria.

La comarca de Aliste ha vivido este fin de semana una jornada muy especial con la primera edición de “La Noche de las Velas”, un evento que nació como complemento a las fiestas patronales y que, tras los devastadores incendios de los últimos días, se ha transformado en un acto de resistencia y esperanza para toda la comunidad.

Un homenaje a la tierra y a su gente

El escenario elegido fue la Iglesia Parroquial de San Bartolomé, que la noche del 22 de agosto se convirtió en un refugio de luz y silencio. Cientos de velas iluminaron el interior del templo, en un emotivo tributo tanto a los paisajes arrasados por el fuego como a los vecinos que luchan por recuperar la normalidad.

El párroco de la comarca, José Alberto, impulsor de la iniciativa, explicó que la celebración fue concebida para unir historia, arte y fe, junto con música, poesía, tradición y devoción. Pero en este contexto adquirió un sentido mucho más profundo:

“Se trata de que cada cual se ponga al servicio de los demás, sin protagonismos. Lo más bonito es que no hace falta tener fe para participar”, afirmó el sacerdote.

El espíritu de la España vaciada frente a la adversidad

El fuego no solo ha consumido miles de hectáreas de monte y cultivos, sino que también ha golpeado la moral de una comarca que forma parte de la llamada España Vaciada. Sin embargo, la respuesta de los vecinos demuestra una fuerza inquebrantable.

La Noche de las Velas se ha convertido así en la respuesta poética de Aliste frente a la tragedia, un recordatorio de que, aunque las llamas dejen cenizas, nunca podrán apagar el espíritu de un pueblo unido.

Encender una luz de esperanza

El joven párroco resumió el propósito de la iniciativa con unas palabras que emocionaron a los asistentes:

“De lo que se trata es de encender una velita de esperanza en el corazón de cada una de las personas que vivimos en estos pueblos”.

Este evento, nacido en un momento de dolor colectivo, es al mismo tiempo un símbolo de resistencia, unión y fe. Una muestra de que la vida en el campo persiste y que, con la fuerza de la comunidad, Aliste siempre encontrará la forma de seguir adelante.

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