Los incendios forestales en Castilla y León han dejado un balance dramático en apenas cinco semanas: 141.131 hectáreas calcinadas. La magnitud del desastre se debe a los grandes incendios forestales (#GIF), aquellos que superan las 500 hectáreas quemadas, que golpearon con especial intensidad entre el 18 de julio y el 26 de agosto.
Los datos, obtenidos a través del sistema Copernicus de la Unión Europea, el Sistema de Información Geográfico del Medio Natural de Castilla y León y el Mapa Forestal Español, ofrecen una primera estimación. No obstante, los técnicos advierten que el cálculo será definitivo solo tras recorrer a pie las zonas afectadas, comprobando perímetros y áreas que hayan podido quedar sin quemar en el interior.
Qué tipo de superficie se ha perdido
El fuego no solo arrasó bosques y montes, también alcanzó zonas agrícolas e infraestructuras. El balance provisional es el siguiente:
- 652 hectáreas artificiales (zonas urbanas e infraestructuras)
- 11.187 hectáreas agrícolas
- 60.739 hectáreas de matorral
- 9.446 hectáreas de pastizal
- 15.674 hectáreas de arbolado ralo
- 43.433 hectáreas de arbolada densa
Este reparto muestra cómo el fuego ha afectado a todos los ámbitos del territorio, desde el campo cultivado hasta los bosques más frondosos, comprometiendo tanto la biodiversidad como la actividad económica.
Impacto ambiental y económico
La pérdida de 43.433 hectáreas de masas arboladas supone un golpe directo al patrimonio forestal de Castilla y León, con consecuencias que se extenderán durante décadas. Además, la quema de cultivos y pastizales afecta a la ganadería y agricultura, sectores clave en la comunidad.
Los expertos recuerdan que la recuperación del terreno será lenta y dependerá tanto de la capacidad de regeneración natural como de la inversión en planes de reforestación y restauración de hábitats.
