Hace dos años, los sacerdotes Francisco Ortega, Jean Bernardin Paul, Edgardo y Magno llegaron a la unidad pastoral de Benavente, uniendo esfuerzos con parroquias de la ciudad y de diez pueblos cercanos.
Ortega, originario de Riego del Camino, cuenta que estos años han estado llenos de “experiencias, ilusión y alegría de poder compartir con toda la gente de Benavente y de todos estos pueblos la experiencia de caminar juntos en la evangelización, en el anuncio de Jesucristo, en la vivencia de la fe y en el compartir del día a día”.
Por su parte, Jean Bernardin Paul, haitiano, destaca que está “muy contento por estar aquí en España para compartir mi sacerdocio con la gente y otra cultura. Aquí aprendo mucho de la Iglesia y de la vida en España”.
Los grandes desafíos que enfrentan están relacionados con adaptarse a las necesidades de la comunidad. Ortega explica que “son tiempos nuevos, distintos a otras épocas, y tenemos que ser capaces de descubrir los signos que hay que atender para poner la presencia de Dios en medio de la ciudad, en los colegios, institutos, lugares de trabajo y en las casas de quienes están pasando por momentos de dificultad”.
Además, resalta la riqueza cultural de la ciudad: “Somos curas de distintas nacionalidades, pero también nuestra ciudad de Benavente acoge a distintas culturas, a distintas nacionalidades, y eso nos ha ayudado a descubrir que Benavente es una ciudad con mucha riqueza cultural”.
El acercamiento a los jóvenes es otro pilar fundamental de su labor. Ortega explica que la presencia cercana es esencial: “Con los jóvenes hay que estar junto a ellos, participar en colegios, en sus momentos de fiesta y también en aquellos difíciles, porque la vida cristiana se vive con alegría y no se puede transmitir una fe triste”.
Jean Bernardin Paul añade que la Iglesia busca “no alejar a los jóvenes de su mundo, sino integrarse en su vida cotidiana, mostrando que el Evangelio se actúa en el día a día”.
La atención a personas mayores y vulnerables también es clave en la unidad pastoral. Ortega señala que cuentan con “una buena Cáritas interparroquial que atiende necesidades técnicas, y nosotros nos ocupamos de la atención directa en residencias y hogares, escuchando y acompañando a quien lo necesita”. Bernardin Paul refuerza esta idea: “Siempre hay un sacerdote disponible para responder y escuchar a la gente, lo que es esencial para acompañar y generar confianza”.
El trabajo en equipo con otras parroquias y pueblos permite organizar peregrinaciones, viajes y actividades conjuntas. Ortega afirma: “Aunque seamos pocos, haciendo las cosas con los que están al lado podemos lograr grandes cosas. No hay una iglesia de ciudad y otra de pueblo; somos el pueblo de Dios y compartimos lo bueno con todos”.
El mensaje que los sacerdotes quieren transmitir es simple y directo: “Acércate. La iglesia está abierta, es un lugar para encontrarte con Dios, no para encerrarte. Cuantos más se acerquen a Dios, más podrán llevar su mensaje a todos”, concluye Bernardin Paul.






