Al grabar la vuelta al cole en el Colegio Virgen de la Vega de Benavente, pudimos capturar un bonito momento. Cada mañana, los alumnos se colocan en fila junto a la puerta del aula, frente a un cartel que indica las formas de saludar a sus maestros. Con entusiasmo, eligen cómo quieren dar la bienvenida al día: algunos optan por un abrazo con su profesora, otros por hacer saludo militar, una reverencia, un choca esos cinco, mover las manos al ritmo de la música, hacer un baile divertido, un namaste o incluso saludar chocar las caderas.
La escena es un pequeño espectáculo de alegría y espontaneidad. Los niños se acercan a sus docentes con una sonrisa, combinando gestos y risas que llenan el aula de energía positiva desde el primer momento del día. Este ritual, más que un simple saludo, se ha convertido en una manera de fortalecer la relación entre alumnos y maestros, fomentando un ambiente de confianza y cercanía desde el primer minuto del día.
Una de las docentes nos explica que la rutina está adaptada según la edad. Los más pequeños cuentan con menos opciones para facilitar su participación, mientras que los mayores disfrutan de una mayor variedad de gestos.
“Lo hacemos todas las mañanas y es muy reconfortante. Estos saludos les aportan seguridad y alegría”, comenta una de las maestras
Este ritual se mantiene hasta quinto de primaria. Lo que comenzó como una simple actividad matutina se ha convertido en un símbolo de afecto y cercanía, mostrando que pequeños gestos pueden transformar el inicio de cada jornada escolar.
Esta iniciativa demuestra cómo pequeños gestos pueden marcar la diferencia en la educación emocional de los alumnos. Nos encantaría saber tu opinión: ¿Crees que habría sido positivo tener algo así cuando ibas a clase? ¿Conoces algún otro colegio que lleve a cabo prácticas similares? Comparte tu experiencia en los comentarios.






