El cruce de la N-525 a la altura del Estadio Luciano Rubio, en Benavente, se ha convertido en un punto negro del tráfico local. Cada mañana, autobuseros escolares y otros conductores se enfrentan a atascos y maniobras peligrosas que ponen en riesgo tanto a los profesionales del volante como a los estudiantes que transportan.
“Es un cruce muy peligroso, lo pasamos mal todos los días. No es que la rotonda haga falta, es que debería ser obligatoria por ley”, denuncia uno de los chóferes que cada jornada atraviesa la zona.
La rotonda, una obra necesaria que no llega
El Ministerio de Transportes mantiene paralizado el proyecto de construcción de la rotonda, que lleva meses sin ser aprobado ni licitado. Esta situación genera frustración y malestar entre los autobuseros, que aseguran haber alertado en múltiples ocasiones del riesgo que supone este punto.
“Cada mes hay un accidente. Los coches no respetan, el autobús necesita ocupar los dos carriles y hay conductores que se meten sin mirar”, explican.
Además, los autobuses no pueden girar a la izquierda para acceder directamente al Instituto Los Salados, obligando a los conductores a recorrer más de un kilómetro extra hasta la siguiente rotonda, exponiéndose a mayores riesgos de accidente.
Los conductores piden una respuesta inmediata
Los profesionales del transporte escolar reclaman que se priorice la seguridad vial sobre los trámites burocráticos. “No entendemos por qué no se hace. Con lo que se gasta en otras cosas, se podrían construir varias rotondas como esta”, protestan.
Mientras tanto, el tráfico sigue aumentando y el peligro se mantiene día tras día. Los autobuseros insisten: No esperen a que haya una tragedia para actuar. La rotonda de Los Salados es urgente.






