El balcón del Ayuntamiento de Santibáñez de Vidriales volvió a convertirse en escenario de emociones colectivas con el pregón de las ferias y fiestas de 2025. El encargado de abrir oficialmente los festejos fue el periodista Miguel Ángel Casquero, que regresó tres años después a la misma tribuna desde la que ya había hablado en 2022. “Hoy vuelvo con el mismo sentimiento de emoción y gratitud”, arrancó su intervención ante una plaza abarrotada.
Casquero construyó un discurso tejido con la memoria reciente, la historia centenaria de la feria y el orgullo de pertenencia a una villa que, como recordó, “pequeña en tamaño, es grande en ambición”. Uno de los momentos más sentidos llegó al evocar los incendios que asolaron la comarca. El pregonero destacó la solidaridad de los vecinos en aquellos días de humo y miedo, cuando muchas familias de Santibáñez ofrecieron refugio a quienes habían tenido que ser evacuados de localidades cercanas. “Esa es la verdadera fuerza de nuestro pueblo”, proclamó, arrancando aplausos.
El pregón se convirtió también en una lección de historia local. Casquero recordó que la feria de septiembre cuenta con 111 años de tradición, instaurada en 1914 por iniciativa de los alcaldes de la zona. Pese a guerras y crisis, apenas se suspendió en 1929 y 1930. Aquella feria de antaño, repleta de puestos de tejidos, calzado o cubas de vino, dio a Santibáñez el carácter de villa que aún hoy enorgullece a sus gentes.
Hubo espacio para los sabores y recuerdos compartidos: el pulpo, el escabeche, el tocino a la lumbre con un pedazo de hogaza y el vino de la tierra, símbolos de hospitalidad que, según el periodista, deben seguir marcando la identidad virialesa. También tuvo un homenaje especial a las mujeres emprendedoras y a todos los que, desde dentro o desde lejos, contribuyen a mantener vivo el espíritu comunitario. “Porque todos somos pueblo, todos, todos”, enfatizó.
El pregonero agradeció el esfuerzo de peñas, asociaciones, familias y vecinos que llenan de vida las calles durante las fiestas, aunque advirtió con nostalgia que cada vez están “más mermadas”. Llamó a abrir puertas a los visitantes y a vivir estos días “con intensidad y también con responsabilidad”.
El broche de su intervención lo puso mirando a la pista de baile: anunció la actuación del grupo zamorano Top Líder, que regresó a Santibáñez, evocando aquellas noches de orquestas de los años noventa. Tras él, no faltaron los vivas a Santibáñez, a la villa y a la madre que parió a todos, como añadió entre risas el orador desde el balcón.
Entre aplausos, vivas y música, arrancaron oficialmente unas fiestas que hasta el domingo prometen juegos, concursos, desfiles de peñas y carrozas, parrillada popular y, sobre todo, baile y convivencia.
