CAMPO

Agricultura destinará 78 millones para nuevos regadíos y modernización de los existentes

Aproximadamente el 30% de la superficie regada en la Comunidad capta el agua de pozos y sondeos

El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Jesús Julio Carnero, en el I Congreso de Regadíos de Aguas Subterráneas celebrado a final de la semana pasada en Tordesillas (Valladolid) ha resaltado que “el borrador de Plan Hidrológico de la Confederación Hidrográfica del Duero establece unas limitaciones para el uso de las aguas subterráneas en las principales zonas de utilización de las mismas que en la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural no compartimos”.

“Creemos que el Plan debe contener medidas para garantizar la sostenibilidad futura de estos aprovechamientos, consiguiendo una recuperación de los niveles piezométricos de las zonas más afectadas. Pero para ello, tiene que incluir más actuaciones que permitan una utilización conjunta de los recursos subterráneos y superficiales, y esto solo es posible mediante un incremento de la capacidad de los recursos regulados, algo absolutamente necesario en la cuenca del Duero”, ha puntualizado Jesús Julio Carnero.

Los regadíos son una pieza esencial para revertir la despoblación y potenciar la eficiencia energética y que donde hay regadíos se incorporan más jóvenes y hay más riqueza económica. Por ello, la Consejería va a seguir apostando por la transformación y modernización de regadíos y vamos a dedicar 78 millones para nuevos regadíos y modernización de regadíos existentes incrementándose esta partida en un 11% en el presupuesto de 2022”, ha incidido el consejero.

Carnero ha resaltado la importancia que tiene la utilización de estos recursos ya que son esenciales para la actividad social y económica del medio rural especialmente por su asociación con la industria agroalimentaria.

Posibles soluciones

La utilización de aguas subterráneas para el regadío, con un fuerte desarrollo a partir de la década de los 70, ha supuesto importantes beneficios económicos, pero también ha dado lugar a una serie de inconvenientes que pueden solventarse con una gestión sostenible de las aguas subterráneas. Entre esas opciones destaca la constitución de Comunidades de Usuarios de Aguas Subterráneas (CUAS) que, aunque están ya en constitución, existe un retraso considerable por parte de la CHD en su tramitación.

La gestión de estas CUAS debe prever el uso sostenible de las aguas subterráneas de forma equiparable a las aguas superficiales. Estas entidades no deben diseñarse únicamente bajo criterios limitativos, sino desde un punto de vista de uso sostenible para que puedan generar beneficios económicos, medioambientales y sociales.

Aguas subterráneas

Las aguas subterráneas constituyen uno de los más importantes recursos de la Comunidad ya que aproximadamente el 30% de superficie regada capta agua de pozos y sondeos para ese fin. Esta agua juega un importante papel en el desarrollo económico de Castilla y León, especialmente en relación con la puesta a regadío sostenible de zonas nuevas o el mantenimiento sostenible de las existentes.

Del aprovechamiento de las aguas subterráneas depende la actividad de muchas explotaciones agrarias, que en estos regadíos generalmente hacen un uso eficiente de los recursos hídricos, realizan una agricultura de mayor valor añadido y, en muchas ocasiones, están muy vinculados a la actividad agroindustrial. Por ello, el uso de estos recursos y su garantía en el futuro es fundamental para mantener la actividad socioeconómica y desde el punto de vista del desarrollo rural constituye una actividad a la que no se puede renunciar.

Masas de aguas subterráneas

La cuenca del Duero es, por masas de agua y superficie, la más importante en cuanto a masas de aguas subterráneas de España, ya que cuenta con una superficie de unos 80.000 kilómetros cuadrados de aguas subterráneas.

Los recursos subterráneos disponibles actualmente en la cuenca del Duero son de 3.822 hectómetros cúbicos. La superficie regable puede estimarse en unas 160.000 hectáreas, siendo el acuífero de Los Arenales el más importante en la Comunidad Autónoma, con un regadío de unas 88.000 hectáreas.

Incremento de la capacidad de regulación

Dentro de las grandes cuencas españolas, la del Duero es la que menor capacidad de regulación tiene, por lo que, para la Consejería, resulta necesario incrementarla. Hay tres motivos fundamentales para ello:

  • La resolución de problemas de regulación estructurales en zonas con déficits para atender las demandas actuales.
  • Permitir la garantía de mantenimiento de los regadíos de aguas subterráneas en el futuro, sin aplicar limitaciones a las actividades existentes en la actualidad.
  • Hacer la cuenca más resiliente frente a las consecuencias del cambio climático permitiendo las actividades necesarias que se precisan para garantizar el desarrollo rural en el territorio de la Comunidad y el mantenimiento de la actividad socioeconómica, la población y el empleo en el medio rural.

Por ello, desde la Consejería se plantea que, además de las dos regulaciones de las zonas del Órbigo y el Carrión que incluye el actual Plan Hidrológico, hay que incluir actuaciones como la regulación del Cega, las balsas de Tordesillas y la regulación del Tormes mediante el incremento de la capacidad de la presa de Santa Teresa. Todas estas actuaciones darían solución a los problemas de aguas subterráneas en el norte de la provincia de Salamanca, sur y centro de Valladolid y varias zonas de Ávila y Segovia.

Asistentes al I Congreso de Regadíos

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