Un original Belén enjaulado, entre rejas, secuestrado, viene llamando la atención de los vecinos en Santibáñez de Vidriales. De este modo se reivindica la recreación artística de los pasajes evangélicos del Nacimiento de Jesús en la ventana de un edificio de Santibáñez de Vidriales. Pero no solo se trata de una sensibilidad como síntoma de que una buena parte de la sociedad tiene enjaulados los Belenes, sino de todo lo que huele a tradición cristiana, siendo sus manifestaciones relegadas con ropajes postmodernistas o, más bien, metamodernistas.
Lo primero que se encuentra el visitante ante la ventana expositiva es un conjunto de siete jaulas en cuyo interior se asientan las figuras belenistas dignas de la contemplación y el cuestionamiento. La luminosidad nocturna permite que el ojeador se adentre en el interior llegando a lograr respuestas. Durante el día, las sensaciones se difuminan al proyectarse sobre el cristal el conjunto de edificios detrás del espectador.
Los orígenes belenistas se remontan, según la tradición cristiana, al año 1233 cuando San Francisco de Asis, tras su peregrinación a los Santos Lugares, celebró la misa de NocheBuena en Greccio con una representación de un pesebre con una mula y un buey.
Una expresión artística del Belén con la imagen de Jesús, María y José enjaulados, a iniciativa de una iglesia californiana, lograba ya en el 2019 una impactante imagen. Se trataba en este caso de la denuncia de la iglesia particular sobre lo que estaba haciendo la política de Donald Trump separando y encerrando de manera indefinida en centros de detención a padres y niños inmigrantes tras ser capturados en la frontera de EE.UU. con el claro objetivo de desanimar las llegadas masivas.
La crítica de este provocador Belén Vidrialés se extiende al enjaulamiento que la sociedad tecnológica, mal denominada de los valores, sostiene con dominio sobre la recreación artística manifestada desde hace siglos y con origen en los pasajes evangélicos. Y, por ende, a la fragancia religiosa.
Fotos: M.A.C.
