El embalse de Ricobayo ha sido noticia nacional durante los últimos días tras el exagerado vaciado que ha sufrido y que ha dejado bajo mínimos al embalse más grande de la provincia y ha puesto contra las cuerdas a muchos pueblos de la zona. La situación de Ricobayo era única en la provincia y sorprendía en un año en el que el resto de los embalses se encontraba en máximos.
Sin embargo, la situación está comenzando a cambiar en otros de los embalses zamoranos y es que Cernadilla ha perdido en dos meses la mitad del agua embalsada que llevaba en junio. Concretamente, el 23 de junio llevaba más de 160 hectómetros cúbicos por los poco más de 90 de este mes de agosto, una pérdida continua que ha ido agotando y dejando por debajo del 40% a otro de los embalses de la provincia, concretamente al 37,5% de su capacidad.
Cernadilla se ha mantenido estable de marzo a finales de mayo, por encima de los 200 hectómetros cúbicos y fue desde finales de mayo cuando comenzó a bajar, igual que le pasara a Ricobayo, pero de una forma menos exagerada que el gran embalse zamorano, comenzando un descenso que no para y que ya deja al embalse del Tera con poco más de 90 hectómetros cúbicos de capacidad.
El embalse zamorano bajó del 40% de capacidad este fin de semana, después de estar en mayo por encima del 80%, como el resto de los embalses, aunque algunos otros como el de Aganzabal empiezan a bajar también en las últimas fechas.
La situación de Ricobayo, por tanto, se empieza a ver en otros embalses, aunque Cernadilla está por encima del nivel que tenía en 2019, bastante por debajo del de 2020 y de la media de la última década, sin embargo la dinámica que sigue le hará pronto bajar por debajo del nivel de 2019 en el que estuvo bastante bajo.
