El incendio con “un comportamiento imprevisible” que complica la labor del operativo en Sanabria

El viento de hasta 80 km/h desbordó el fuego en Porto y obligó a trasladar a un centenar de vecinos al Centro de Transportes de Benavente.

La evolución del incendio forestal de Porto (Zamora) obligó en la noche del martes a la evacuación preventiva de Ribadelago Nuevo y Ribadelago Viejo, dos pequeñas localidades de la comarca de Sanabria con un censo conjunto de unas 100 personas. Los vecinos fueron trasladados en autobuses al Centro de Transportes de Benavente, donde permanecen a la espera de la evolución del fuego.

El viento cambió la situación en cuestión de horas

El desalojo se decidió hacia las 21:00 horas, cuando un repentino cambio en la dirección del viento —con rachas que superaron los 80 km/h— rompió las líneas de defensa que habían mantenido el incendio bajo control durante buena parte del día.

Las llamas avanzaron desde la zona de Garandones hacia La Fraga, situando en riesgo directo a las poblaciones ribereñas del Lago de Sanabria.

Un fuego “inusual” y difícil de atacar

El director técnico de extinción, Miguel García Rodríguez, reconoció la complejidad del incendio:

“Este fuego está teniendo unos comportamientos muy extraños, con longitudes de llama muy altas que hacen muy difícil el ataque sin medios aéreos”.

Durante la jornada, brigadas y maquinaria pesada habían logrado mantenerlo dentro de los perímetros previstos. Sin embargo, la retirada de helicópteros y aviones por la falta de visibilidad y el peligro de turbulencias dejó a los equipos terrestres en clara desventaja.

El perímetro del incendio ronda los 70 kilómetros, con zonas especialmente complicadas como el cañón del Forcadura, donde cuadrillas y bulldozers trabajan contrarreloj.

La prioridad: proteger a la población

La seguridad de los vecinos es, según los responsables del operativo, la principal prioridad. Por ello se optó por la evacuación de Ribadelago Nuevo y Viejo, aunque de forma preventiva.

García subrayó que el incendio se caracteriza por un comportamiento “inusual” y “difícil de prever”, lo que obliga a extremar las precauciones.

Esperanza en la mejora del tiempo

De cara a la noche, los técnicos confían en que el descenso de temperaturas, el aumento de la humedad y la reducción del viento permitan consolidar líneas de contención más seguras e incluso ejecutar maniobras de contrafuego.

El operativo espera que estas condiciones den un respiro tras una jornada marcada por la tensión y el avance repentino de las llamas.

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