¡Aleluya, aleluya!, éste es el clamor desde hace veinte siglos en este Domingo de Pascua de Resurrección y en todas las comunidades cristianas se repite porque Él resucitó. Un anuncio de multiplicidad de resurrecciones, incluso para los que les invade el odio y el oficio de la guerra y la muerte.
Así se manifiesta esta alegría en la procesión del Encuentro como la celebrada este mediodía en Santibáñez de Vidriales. Un gozoso encuentro entre dos imágenes, la Madre y Jesús Resucitado, y los fieles pregonan con cánticos tal acontecimiento del que se nutre el triunfo de la propia vida, sabiendo que amar es, sin lugar a dudas, una manera de resucitar.