
La reciente lluvia en la Alta Sanabria ha dejado una imagen impactante: el río Bibei aparece teñido de negro, arrastrando ceniza y restos de vegetación quemada del devastador incendio que afectó la zona de Porto el pasado verano.
La escena provoca sentimientos encontrados de tristeza y rabia entre vecinos y amantes de la naturaleza, al recordar que el incendio que comenzó el pasado 14 de agosto ha causa de un rayo calcinaría 16.000 hectáreas y ha requerido 69 días para darlo por extinguido.
Este fenómeno no solo es visualmente alarmante, sino que también genera preocupación por el impacto ambiental en la región. Las autoridades de la Junta de Castilla y León y la Diputación de Zamora han trabajado durante meses para mitigar los efectos de la ceniza arrastrada por el agua de lluvia y garantizar que el agua potable de los municipios no se vea afectada.
Por ello, han implementado medidas de control y vigilancia en puntos estratégicos del río, priorizando la seguridad de los habitantes y la preservación de los ecosistemas fluviales.

Aunque este tipo de arrastres es habitual tras grandes incendios forestales y lluvias intensas, es necesario recordar la importancia de la restauración forestal y la prevención de nuevos incendios para proteger el medio ambiente y los recursos hídricos de la provincia.
Aunque la situación es preocupante, los controles sobre la calidad del agua y la seguridad de la población están plenamente activos, evitando riesgos de contaminación.






