
La crisis de los incendios forestales en Zamora vuelve a golpear con fuerza, alimentando la indignación y frustración de vecinos, brigadistas y colectivos rurales. La inacción de la Junta de Castilla y León, unida a la falta de recursos y planificación, hace que la historia se repita verano tras verano.
Una provincia que vuelve a arder
La Coordinadora Rural Zamora denuncia que, tras los graves incendios de 2022, las advertencias de profesionales y asociaciones han sido ignoradas.
“Los incendios se apagan en invierno”, recuerdan, lamentando que las medidas adoptadas han sido meros retoques insuficientes para afrontar una nueva realidad de fuegos más virulentos.
➡ En 2022, más de 60.000 hectáreas fueron arrasadas en Zamora, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica.
➡ Las consecuencias de la despoblación rural y el abandono de tierras intensifican la propagación del fuego.
Abandono institucional y reclamaciones urgentes
Los colectivos critican que, mientras los recursos naturales de Zamora se aprovechan para el bien común, no existe un plan serio de prevención y restauración.
En un comunicado, la Coordinadora Rural pregunta:
“¿Cuánto tiempo más vamos a soportar este abandono? ¿Cuántas veces más tendremos que pagar con fuego y sangre?”
Piden:
- Más fondos para prevención en invierno.
- Refuerzo de brigadas y medios aéreos.
- Restauración real de las zonas afectadas.
Un problema que trasciende lo local
La situación de Zamora refleja un problema nacional: la falta de planificación frente a incendios forestales en zonas despobladas.
Organismos como la FAO alertan de que la prevención fuera de temporada es clave para reducir el riesgo.
La demanda de los colectivos es clara: menos discursos y más acción. La provincia no quiere seguir siendo símbolo de destrucción y abandono.






