El plan perfecto para hacer en el puente de los Santos en Zamora: turismo y gastronomía bañados de tonos marrones y naranjas

Turismo, gastronomía y naturaleza hacen de la provincia zamorana el lugar perfecto para pasar este puente.

El otoño ya ha llegado a la provincia de Zamora y lo ha hecho para quedarse. Aunque se puede percibir en la ligera bajada de temperaturas, los colores típicos del otoño ya se ven a lo largo y ancho de toda la provincia, los naranjas y marrones acompañan la estampa zamorana, en la playa de los pelambres en la capital, en los paseos de la Mota en Benavente, en el Lago de Sanabria y en las vistas a la vega de Toro.

Como cada puente de los Santos, la provincia se llena de turistas y vecinos que vuelven a su lugar de origen. En esta época, la provincia muestra una de sus mejores versiones, con vistas espectaculares que parecen sacadas de una película, así lo reflejo el pasado año una influencer, comparando la comarca sanabresa con Canada.

Zamora se ha convertido en uno de los destinos más atractivos de Castilla y León para quienes desean disfrutar de turismo tranquilo, autenticidad y belleza natural. Este puente, que se alarga hasta el domingo, promete una combinación perfecta de paisajes, gastronomía y cultura, ideal para redescubrir la provincia en una de las estaciones más hermosas del año.

Las rutas de senderismo por la Sierra de la Culebra, los paseos junto al Lago de Sanabria o las escapadas por los Arribes del Duero son algunas de las opciones preferidas por los visitantes. En estas fechas, los caminos se cubren de hojas doradas y los bosques de robles y castaños ofrecen un espectáculo visual inigualable.

En Sanabria, los reflejos del otoño sobre el agua del lago forman una de las imágenes más icónicas de la temporada. Mientras, en los Arribes, los visitantes pueden recorrer miradores como el de Fermoselle o Fornillos de Fermoselle, donde el Duero serpentea entre cañones de granito y viñedos teñidos de rojo.

Las casas rurales y alojamientos de montaña registran estos días una alta ocupación, especialmente en zonas naturales. Muchos turistas optan por disfrutar del turismo micológico, una de las grandes pasiones otoñales de la provincia, en busca de boletus, níscalos y setas de cardo.

El otoño zamorano también se saborea. En los restaurantes de la provincia abundan los platos elaborados con productos de temporada: setas, castañas, legumbres, carnes de caza y vino tinto. Son días ideales para disfrutar de menús donde se mezcla tradición y sabor, con especialidades como el arroz con boletus, la perdiz escabechada, el cordero asado o los callos a la zamorana.

En el terreno vinícola, los caldos con Denominación de Origen Toro y Arribes del Duero acompañan a la perfección estas propuestas gastronómicas. Además, muchos pueblos celebran estos días ferias de productos locales y degustaciones que atraen tanto a turistas como a vecinos.

El Puente de Todos los Santos también es tiempo de memoria y tradición. En muchos pueblos se mantienen vivas las costumbres de acudir a los cementerios y encender velas por los difuntos, mientras que otros celebran actividades culturales o conciertos en recuerdo de los seres queridos.

En la capital, los visitantes pueden recorrer el casco histórico de Zamora, pasear por sus calles medievales o contemplar la Catedral románica, joya del patrimonio local. Además, la exposición “Espejo del alma”, dedicada al escultor Ramón Álvarez, se ha prorrogado hasta el 9 de noviembre por su gran éxito de público, ofreciendo una oportunidad única para admirar su legado artístico.

La oferta cultural se completa con visitas guiadas, música en directo y rutas teatralizadas que invitan a descubrir la historia de la ciudad de una manera diferente.

Zamora ofrece estos días una alternativa ideal para quienes buscan un turismo tranquilo, sostenible y lleno de encanto. Lejos del bullicio de los grandes destinos, la provincia se presenta como un refugio donde el tiempo parece detenerse.

Entre montañas, ríos y valles cubiertos de niebla, cada rincón invita a la calma. Desde los pueblos de piedra de la Tierra del Pan y Sayago hasta las aldeas escondidas de Aliste, el visitante encuentra hospitalidad, silencio y el sabor de lo auténtico.

El Puente de Todos los Santos en Zamora es, en definitiva, una invitación a vivir el otoño con los cinco sentidos: sentir el crujir de las hojas, oler la leña encendida, probar los sabores del campo y dejarse llevar por la magia de una provincia que, en esta época del año, se convierte en un auténtico poema visual.

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