Con la caída de la noche, el murmullo de la Plaza Mayor se fue transformando en expectación. A las 22:30 horas, todos los ojos estaban ya puestos en el centro de la plaza, donde la compañía salmantina Culturarts dio comienzo a un espectáculo que convirtió el corazón de Benavente en un auténtico teatro al aire libre. El fuego, manejado con destreza por los artistas, se elevó en espirales, estalló en llamaradas y danzó al ritmo de una historia envolvente.
La plaza fue testigo de un despliegue hipnótico que combinó teatro, pirotecnia y juegos de luz que recortaban figuras humanas entre humo y chispas. Las reacciones del público fueron inmediatas: asombro, aplausos y una mezcla de sorpresa y emoción.

La tarde había sido ya un preludio animado y bien medido. Desde las 17:30, los más pequeños tomaron la plaza con entusiasmo: hinchables de agua, talleres de ‘pysslas’ y malabares, juegos de madera, pintacaras y tatuajes llenaron cada rincón con color y movimiento. Las actividades, todas gratuitas, no dejaron de sumar familias y visitantes.
Estas propuestas culturales, organizadas para dinamizar el verano local, tienen algo más que una intención lúdica: devuelven a la Plaza Mayor su papel de punto de encuentro, de escenario vivo y abierto. Y en la noche, cuando el fuego rugía y la música envolvía cada fachada de la plaza, Benavente pareció recordar que celebrar no es solo tradición, sino también capacidad de reinventarse sin perder el alma.


