DEPORTES

Los colores de este domingo luchan contra el cáncer

Un cielo totalmente de color azul, tan solo partido por las tiras blancas de las estelas de los aviones, daba la bienvenida a este domingo 4 de febrero, día en el que se ha celebrado el Día Mundial Contra el Cáncer. Un día en el que Benavente ha querido pedalear contra esta enfermedad, cada vez más rodeada, pero a la que todavía hay que rendirle una batalla final.

El azul del cielo abría totalmente los brazos en las inmediaciones del Pabellón de la Rosaleda para recibir a los casi 400 amantes de la bicicleta que han querido reivindicarse con otro color, el verde, de las bufandas que entregó la Asociación Benavente Contra el Cáncer para que se pasearan por las calles de la ciudad en esa Marcha Cicloturista incrustada en el programa de actos previstos para la celebración del tal día.

El verde dejaba a la vez paso al resto de colores, rojos, amarillos, rosas, blancos, negros…. que los participantes, aproximadamente unos 320 inscritos y los no inscritos, dejaban visualizar en sus indumentarias y en sus bicicletas.

Fueron entre diez y once los kilómetros que a base de pedaladas recorrieron niños y no tan niños, en compañía de un anaranjado sol presente en todo el recorrido y únicamente escondiéndose en las sombras desprendidas de las edificaciones de algunas calles y donde, ahí sí, el frío lógico del invierno en el cual todavía nos lleva el 2024 nos dejaba durante la madrugada mantos de color blanco, por lo que en estas zonas no se echaba de menos la verde bufanda de la Asociación.

Todo valía para que el día fuera redondo, incluso ver a un padre marcarse todo el recorrido corriendo junto a su pequeña subida en su bicicleta. Para él, los amenos 10 kilómetros de los que íbamos a lomos de las bicicletas, seguro que le han adelantado el momento de llegar a la cama para aplacar ese rojo prendido de en su cara. Tras las largas rectas de las avenidas, los participantes, siempre bajo el cobijo de Policía Local y Voluntarios de Protección Civil, llegaban las adoquinadas calles céntricas de Benavente donde las Candelas ataviadas con sus típicos trajes bailaban al son de tamboriles y dulzainas en la Plaza Mayor.

El recorrido llegaba a su fin en el mirador de Benavente, los paseos de La Mota, desde el cual se adivinan y se empiezan a acariciar los nuevos verdes que aventuran una primavera adelantada. Momento para resarcir paladares e hidratar el cuerpo con los anaranjados colores de la naranja, el amarillo del plátano o el verde de la manzana a la vez que los gaznates refrescaban con la presencia del líquido elemento insípido e incoloro.

Una soga unía dos puntos y en el medio colgaban el cajón del cual se desprendían las argollas o anillas de las cintas que los más pequeños y algún animado mayor iban a correr, la carrera de cintas. Risas, momentos tensos con alguna caída sin complicaciones y mucha emoción al menos en aquellos a cuyos punzones se unían la correspondiente cinta y más aún en aquellos otros que conseguían alguna de las muchas premiadas.

Y el sorteo. Un sorteo interminable donde la cantidad de regalos entregados alargó mucho una mañana para el recuerdo donde el azul del cielo, los colores de los participantes y el verde de las bufandas dijeron una vez más a esta enfermedad “Vamos a ganarte”.

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