A estas alturas del mes de mayo, en Benavente ya no se pide sol, se implora. Y que mejor día para hacerlo que cuando se celebra San Isidro Labrador. El interior de la iglesia de San Juan se llenó de fieles, curiosos y, por supuesto, gente del campo. El párroco, Francisco Ortega Vicente, dirigió la misa con su habitual cercanía, recordando que San Isidro no solo fue un santo labrador, sino también un especialista en sacar el sol cuando más se le necesita. Las plegarias se centraron en pedir buenas cosechas.
La imagen del santo fue sacada en procesión por las calles de Benavente, en su ya habitual recorrido desde San Juan hasta el Centro de Salud Norte, con una parada estratégica para la bendición de los campos. El sacerdote se volvió hacia los cuatro puntos cardinales, pronunciando la bendición con firmeza. Este, oeste, norte, sur… y a ver si escampa en Benavente.
Tras cumplir con el ritual, la comitiva regresó a San Juan sin mojarse, con una mezcla de fe, alivio y cierto temor a que el cielo se acordara de que aún le quedaban unas gotas por soltar.
San Isidro Labrador, quita el agua y pon el sol… ¡y déjalo puesto unos días!
