
Valladolid vivió el pasado lunes una curiosa y caótica escena en pleno centro cuando un tráiler de gran tamaño quedó atrapado entre las calles Macías Picavea y Conde Ansúrez, bloqueando el tránsito durante tres horas y generando retenciones en vías cercanas como Bajada de la Libertad y Fuente Dorada.
El incidente y el bloqueo del tráfico
Todo ocurrió alrededor de las 12:00 horas, cuando el camión, procedente de la planta de Michelin y con destino a Burgos, siguió las indicaciones de su GPS y entró en una zona prohibida para vehículos de gran tonelaje. Al intentar girar hacia Conde Ansúrez, el tráiler quedó enganchado con un bolardo, taponando parcialmente ambas vías y bloqueando la circulación.
Testigos describieron la escena como un verdadero embrollo, con el camión atravesado en diagonal, rozando viviendas y locales comerciales sin causar daños graves, salvo algún pequeño rozón en retrovisores y bolardos.
Intervención de bomberos y policía local
Para liberar el vehículo, se desplegó una operación conjunta de Bomberos y Policía Municipal, que incluyó:
- Retirada de bolardos metálicos con martillo neumático y radial.
- Redirección del tráfico para evitar nuevas retenciones.
- Asesoramiento al conductor para maniobrar marcha atrás y girar por calles alternativas.
Tras varias maniobras y cerca de las 14:15 horas, el tráiler finalmente logró continuar su ruta por Conde Ansúrez, plaza del Val e Isabel la Católica, escoltado por una furgoneta policial.
Causas y sanciones
Según explicó el mayor de la Policía Local, Ignacio Ayuso, el incidente se produjo por un error humano: el conductor, de origen rumano, se fiaba del GPS y no había solicitado el permiso especial ni escolta policial necesaria para circular en el centro.
El chófer enfrentará una multa de 200 euros y deberá abonar la tasa de acompañamiento policial, establecida en 50-60 euros por hora, ya que este tipo de transporte de gran tonelaje solo puede acceder al centro con autorización previa.
Repercusiones y curiosidad pública
El bloqueo atrajo la atención de decenas de curiosos, incluyendo a la primera teniente de alcalde, Irene Carvajal, y generó comentarios entre peatones y vecinos sobre la dificultad de maniobrar en calles estrechas y céntricas.
Aunque la situación causó retenciones temporales, no se registraron heridos ni daños significativos en locales comerciales cercanos, convirtiéndose en una anécdota urbana que recuerda la importancia de respetar las restricciones de tráfico y coordinar la entrada de vehículos pesados en zonas históricas.






