
El Teatro Reina Sofía vibró esta tarde con la segunda edición de Benavisión. A las 19:00 en punto se alzaba el telón y comenzaba un desfile de emociones, talento y juventud que arrancó los aplausos del público en cada actuación. Organizado la Escuela de Música Duquesa Pimentel en colaboración con el Ayuntamiento de Benavente, el espectáculo reunió a catorce artistas, seis de ellos en competición oficial.
Lara Melero, una diva coronada
La gran triunfadora de la noche fue Lara Melero, que con su imponente voz y una actuación arrolladora de «Esa diva» conquistó al jurado popular. Con agudos dignos de Melody y una presencia escénica impactante, Lara hizo justicia a una canción eurovisiva que en su día no fue valorada como merecía, pero que en Benavente encontró su redención. El público no dudó: fue la más votada y se llevó, entre lágrimas de emoción, el Micrófono Ganador de Benavisión 2025. Le entregó el trofeo Carmen, ganadora de la edición anterior, cerrando así un simbólico traspaso de testigo.
Andrea Ibáñez y Daniela Machado completan el podio
El segundo premio recayó en Andrea Ibáñez, que defendió con elegancia y fuerza “Évidemment” de La Zarra. Una interpretación que brilló por su sensibilidad y técnica vocal. El galardón fue entregado por la alcaldesa de Benavente, Beatriz Asensio, en un gesto institucional que reafirma el apoyo municipal al talento joven.

El tercer puesto fue para Daniela Machado, que sorprendió con una vibrante versión de “Zari” de Marina Satti. Una apuesta fresca, rítmica y muy bien ejecutada que cerró el podio de este Benavisión 2025.

Un espectáculo a la altura del escenario
El paso al Teatro Reina Sofía no solo dio más empaque al evento, sino que permitió disfrutar de una producción cuidada, con una puesta en escena que incluyó coreografías de la Escuela de Danza de Artes Escénicas de Benavente y un nivel técnico que sorprendió a los asistentes.
A cada espectador se le entregó una papeleta para votar, con la indicación clara de no dejarse llevar por amistades ni vínculos familiares, y sí valorar estrictamente la calidad vocal y escénica de cada interpretación. La fórmula funcionó: el público se convirtió en jurado imparcial y emocionado.
