PROVINCIA

Casi 4.000 personas de la provincia se manifiestan en Zamora criticando la gestión de los incendios

Los participantes, durante la lectura del manifiesto, guardaron un minuto de silencio por las víctimas

Durante el recorrido, desde la plaza de la Constitución a La Marina, se clama pidiendo las dimisiones de Mañueco y de Suárez-Quiñones.

Una vez más la capital zamorana ha cobrado protagonismo por las críticas a la gestión de los incendios que han asolado la provincia. Casi 4.000 personas llegadas de buena parte del territorio provincial, algunos en autobuses fletados expresamente y otros en coches particulares, acudieron a la manifestación convocada este atardecer por «la Culebra no se calla» y secundada por un buen número de asociaciones y colectivos para criticar la gestión realizada por la Junta de Castilla y León con los incendios forestales, reclamar responsabilidades y rendir un homenaje a las víctimas, a los fallecidos Daniel Gullón, bombero forestal, y al ganadero Victoriano Antón, así como a los heridos.

Desde la plaza de la Constitución hasta La Marina los participantes en la marcha recorrieron el itinerario haciendo oir su voz con los sonidos de carracas y silbatos coreando eslóganes y portando pancartas con estos lemas: «Más bomberos y menos consejeros», «No más trolas», Otero arde, la Junta llega tarde», «Sierra quemada, ahora arruinada», «España vaciada, España calcinada» o «Ferreras de Arriba, ni perdona ni olvida». Incluso pidiendo la dimisión del presidente Mañueco y del consejero Suárez Quiñones.

Al llegar a La Marina, por parte de los convocantes se daba lectura a este manifiesto:

CONVOCA: Plataforma “La Culebra no se calla”.

APOYA: Coordinadora “Por la Sierra de la Culebra”.

MANIFESTACIÓN POR LOS IF SIERRA DE LA CULEBRA -LOSACIO-FIGUERUELA

ZAMORA ARDE, LA JUNTA RESPONSABLE: POR LA ADAPTACIÓN DE NUESTROS MONTES AL

CAMBIO CLIMÁTICO, POR LA DEFENSA DE NUESTROS PUEBLOS COMO CUSTODIOS DEL

TERRITORIO, POR LA DIGNIFICACIÓN DE LAS PERSONAS TRABAJADORAS DEL SECTOR FORESTAL Y

EN RECUERDO DE LAS VÍCTIMAS.

Zamora, 28 de julio de 2022.

De la Plaza de la Constitución a la Plaza de la Marina, 20:00 horas.

MANIFIESTO

Cuando pensamos que el incendio que calcinó 26.000 hectáreas en la sierra de La Culebra suponía la puntilla para una parte importante de nuestra provincia convirtiéndose en la peor catástrofe socio-ambiental de Castilla y León, hemos despertado de nuevo a una pesadilla con las mismas consecuencias: el terror y el pánico han regresado extendiéndose a otros pueblos y municipios ya afectados por el envejecimiento, la despoblación y el abandono institucional.

Con 32.000 hectáreas afectadas y casi 6.000 desplazados, el IF de Losacio conforma, junto con el IF de la sierra de La Culebra, una extensión continua de casi 60.000 hectáreas calcinadas, convirtiéndose, de lejos, en la peor catástrofe socio-ambiental de nuestro país detrás del hundimiento del Prestige. A ello hay que sumar las superficies quemadas de los incendios acontecidos en esta provincia durante 2022 (Hermisende, Ayoó de Vidriales, Figueruela, Roelos de Sayago, Villaseco, Vegalatrave, etc.), que convierten a esta provincia en un erial con más de 70.000 hectáreas abrasadas. Hemos pasado de formar parte de la “España vaciada” a formar parte de la “España calcinada”, porque miles de esperanzas, proyectos, recuerdos y formas devida han quedado enterrados bajo las cenizas.

Nos lo advirtieron. Desde hace décadas los científicos nos advierten de que los ecosistemas de tipo mediterráneo se encuentran entre los más vulnerables al cambio climático, debido al incremento de la temperatura, al cambio en las precipitaciones, al aumento de las sequías y al mayor riesgo de incendios. Sin embargo, el hartazgo ante la tibieza de las administraciones de los diferentes gobiernos frente a los riesgos de la crisis socio-ecológica, sólo termina de manifestarse en algunos sectores de la sociedad cuando los riesgos se hacen patentes: debemos ser autocríticos. Por ello, porque nos lo dijeron y nos lo siguen diciendo, debemos escuchar a los científicos y exigirnos y exigir un cambio radical en las políticas que gestionan nuestros montes, nuestros espacios naturales protegidos, nuestra biodiversidad, nuestros ríos, nuestro patrimonio natural y cultural, etc. De lo contrario, muchas de nuestras comarcas estarán expuestas a un mayor riesgo de aridez y desertificación, serán más vulnerables ante la inacción climática.

No obstante, la principal responsabilidad hay que buscarla en la incapacidad de la Administración autonómica para anticiparse a una situación con condiciones meteorológicas extremas y con un riesgo muy alto de incendios. Su insolvencia se ha visto traducida en una planificación en la que los contextos climático y meteorológico están ausentes. Un déficit defendido por muchos de los aquí presentes y por los técnicos y agentes medioambientales competentes, que siempre han abogado, además, por una campaña sin discontinuidades y con mejores condiciones laborales.

El Consejero de Medio Ambiente se equivocó al declarar la inutilidad de un operativo de prevención y extinción de incendios continuado en el tiempo. El señor Suárez Quiñones se equivocó al mantener desactivado el operativo completo de extinción de incendios forestales ante el IF sierra de la Culebra, y se vuelve a equivocar al no atender a las demandas de dignificación de los empleos de los trabajadores forestales.

La era de los incendios que ya no podemos apagar con agua ya ha llegado. Con los denominados “incendios de sexta generación” sabemos que los incendios no se gestionan con agua, sino con gestión forestal y planificación territorial. No podemos seguir combatiendo el fuego con las mismas armas, es absolutamente temerario medir el éxito de la extinción de un incendio en función de la suerte meteorológica, es imprudente fijar los operativos a partir de calendarios que se diseñan al margen de las advertencias científicas y en ausencia de un análisis de riesgos y vulnerabilidades climáticas. Es inoperativo mantener a un importante contingente de trabajadores forestales en situación de precariedad laboral, y es urgente que la campaña de incendios se base en la prevención y no en la extinción.

En este escenario se han visto expuestos los vecinos, los trabajadores de la Junta, los bomberos, los cuerpos y fuerzas de protección civil, y otros colectivos de profesionales y voluntarios, a un riesgo extremo, asumido para enfrentarse a un fuego de dimensiones desconocidas.

Minuto de silencio

Por Daniel y Victoriano, y por los heridos que todavía luchan por recuperarse hoy, queremos expresar con orgullo nuestro homenaje hacia ellos con 1 minuto de silencio. (minuto de silencio).

Ellos, formarán parte del capítulo más estremecedor que recordaremos, pero no podemos dejar sin poner en valor las constantes muestras de valentía, solidaridad y esperanza que se están dando y que están trascendiendo a múltiples dimensiones en las que la gratitud sustituye al pánico. Lo hemos perdido casi todo, y aunque la urgencia ha sido atendida hasta la extenuación por los profesionales de los distintos servicios de emergencia, empieza a correr el reloj para apuntalar la emergencia que requerimos ante la perentoria necesidad de medios que contribuyan en la recuperación de lo que ha quedado de nuestro su día a día, de los que aquí vivimos.

La debacle social y económica que va a suponer este incendio para nuestros pueblos de la Sierra de la Culebra, de la Tierra de Alba, de Tábara y de los Valles, es insondable: muchísimos millones de euros perdidos en forma de ganado, cultivos, pastos, madera, castañas, setas, turismo, colmenas, caza, patrimonio cultural.… Incontables daños económicos que no van a poder ser resarcidos. A todo esto, hay que sumar el gravísimo daño al patrimonio ecológico, etnológico, histórico y arqueológico que se ha producido en un ecosistema único como la sierra de La Culebra:

Todos conocemos los valores y los servicios ecosistémicos y de interés cultural que nos proporcionaba este espacio: paisaje, biodiversidad, aire y agua limpias, valores turísticos, cinegéticos, recursos agrarios, arquitectura popular, yacimientos arqueológicos, etc. Es fundamental una adecuada planificación y gestión del Plan de Recuperación Ambiental y Socioeconómico para las zonas afectadas. Esta gestión debe incluir sinergias que permitan aprovechar recursos, evitar incendios y mejorar la biodiversidad, para lo que es necesario dar protagonismo a la población rural en la toma de decisiones (que somos los verdaderos custodios y guardianes del territorio, también en los espacios naturales protegidos) y plantear el pago por servicios ambientales.

La sociedad civil zamorana, reunida en esta concentración alza aquí su voz para mostrar su total desacuerdo ante el papel jugado por el gobierno de la Junta de Castilla y León en estos incendios, pero también para exigir que se afronte cuanto antes el mayúsculo reto de su recuperación. Así, desde aquí, exigimos:

– Responsabilidades políticas, empezando por los principales responsables tanto de la Junta, el señor Mañueco, como de la Consejería de Medio Ambiente, el señor Suárez Quiñones, por su negligencia en la gestión del incendio de la sierra de la Culebra.

– Exigimos más medios, más personal y mejores condiciones laborales para los trabajadores forestales; el operativo preventivo y de extinción debe ser 100% público, funcionar todo el año y estar acorde con las nuevas condiciones climáticas.

– Solicitamos el desarrollo del Estatuto Básico del Bombero Forestal, que mejore las condiciones de trabajo de este colectivo. Asimismo, es esencial incrementar el empleo público dedicado a la conservación y el cuidado de la naturaleza y los espacios protegidos.

– Pedimos la declaración de Zona Catastrófica para el conjunto de los municipios afectados.

– Por último, exigimos que para el seguimiento y control del Plan de Recuperación Ambiental y Socioeconómico se tenga en cuenta la creación de un comité formado por expertos, trabajadores forestales y colectivos afectados. Además, son necesarias propuestas tanto para la recuperación temprana de las actividades básicas de la zona, como para la restauración del ecosistema natural y humano que englobe: sus suelos, su biodiversidad (con la utilización de especies autóctonas y la prohibición de actividades cinegéticas en terrenos colindantes) o sus bienes etnológicos, históricos y arqueológicos. Estas propuestas deben ser capaces de generar empleo verde, estable y digno, pero no podemos permitir que se aproveche el drama del fuego para transformar el territorio y alimentar una nueva burbuja especulativa de las empresas energéticas.

El verano no ha acabado, y la sequía tampoco. Todavía quedan montes y bosques en Zamora, pero debemos detener cuanto antes esta especie de maldición que nos persigue como uno de los territorios más calcinados de España. Podemos emprender acciones ya, desde el ámbito local, para prevenirnos del fuego y de los pirómanos, para defender en la medida de lo posible los montes y bosques de Arribes, de la Carballeda, de Sayago, de Sanabria, de Aliste, y los de otras comarcas y provincias de Castilla y León, etc., para promover la cultura del cuidado de las personas y el medio ambiente.

Los aquí presentes estamos unidos hoy frente a una nueva desgracia. Sin embargo, esta unión colectiva debería interpretarse como un escenario de trabajo conjunto para conseguir un futuro mejor para la Sierra de la Culebra y para nuestra provincia. Es un reto mayúsculo, pero con el apoyo de todos vosotros, de la sociedad zamorana, recuperaremos el presente y el futuro de Zamora. ¡Adelante!

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