SANIDAD

El uso temprano de antivirales universales podría reducir significativamente la incidencia de COVID-19

Los investigadores han observado también la importancia de inmunomoduladores como la vitamina D.

Un equipo de investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha publicado un trabajo en el que, a partir de un modelo computacional, simulan cuál sería el resultado del uso temprano de antivirales contra la COVID-19, una vez se disponga de ellos en las farmacias.

Y el resultado, que ha sido publicado en ‘Chaos, Solitons & Fractals’, concluyen que ayudarían a reducir significativamente la incidencia del virus y a evitar un colapso del sistema de salud. Los investigadores han desarrollado un modelo de red aleatoria computacional para estudiar la dinámica de transmisión de la COVID-19 en España, aplicándolo posteriormente a la simulación de varios escenarios en los que se dispondría de antivirales eficaces, accesibles y baratos.

«El uso de antivirales apropiados podría ser una buena opción para aliviar los síntomas, controlar la gravedad y prevenir la transmisión. Y esto es lo que hemos estudiado en este trabajo», explica José María Benlloch, profesor de investigación del CSIC y director del Instituto de Instrumentación para Imagen Molecular (I3M), centro mixto de la Universitat Politècnica de València y el CSIC.

Afortunadamente, continúa, «hay muchos candidatos de antivirales identificados por varios grupos de investigación de todo el mundo que podrían cumplir esas condiciones que nosotros hemos llamado democráticas, que permitirían un acceso universal a estos medicamentos».

Durante su análisis trataron de observar cuál sería la evolución de la curva de la pandemia en cuatro escenarios diferentes: en el primero de ellos, simulan la incidencia del virus sin disponer de un antiviral universal, que es la situación actual. Y en este caso, las cifras que arroja el modelo computacional son también concluyentes: el número de contagios seguirá creciendo durante noviembre, hasta alcanzar su pico hacia finales de noviembre. Mientras, el número de hospitalizados seguiría creciendo hasta los primeros días de diciembre; y el número de muertes por COVID hasta principios de 2021.

«Estas simulaciones las llevamos a cabo en el mes de junio y, desgraciadamente, la realidad está confirmando los resultados que obtuvimos en ella. Y si la tendencia continúa, para los últimos días de este mes y principios de diciembre las cifras que arroja el modelo son preocupantes. De ahí la importancia de insistir, desde todos los ámbitos, en que la responsabilidad de todos para no alcanzar estas cifras es clave», señala Rafael Villanueva, investigador del Instituto de Matemática Multidisciplinar (IMM) de la Universitat Politècnica de València.

LOS OTROS TRES CASOS

En los otros tres casos, el equipo de la UPV y el CSIC simulaba la incidencia del virus disponiendo ya de antivirales, a partir de diferentes fechas y con distintas tasas de transmisión. En el primero de los escenarios, en los que el porcentaje de personas que tienen síntomas es bajo (15%) y la efectividad del antiviral también es baja (35%), el modelo arroja una reducción significativa de más del 50% de las personas hospitalizadas en el pico de casos. Además, si bien la efectividad del antiviral reduce significativamente el número de hospitalizaciones, también retrasa alrededor de 15 días el máximo y, en consecuencia, la saturación del sistema de salud.

En el segundo escenario, el aumento de la tasa de transmisión reduce el efecto de los antivirales, con un mayor riesgo de saturación hospitalaria. Y en el tercero, los investigadores simulan la disponibilidad de los antivirales a corto plazo. «En este caso, el modelo permite constatar la importancia de tener antivirales accesibles en farmacias lo antes posible, porque cualquier retraso puede reducir su impacto, incluso hasta provocar su pérdida de efectividad», apunta José María Benlloch.

De este modo, el modelo computacional desarrollado en el IMM-UPV muestra que el uso de antivirales efectivos ayudaría a reducir el impacto en recursos sanitarios y vidas humanas que se ha producido hasta ahora. De hecho, el estudio concluye que incluso usando antivirales de baja efectividad y comunicando la enfermedad a un bajo porcentaje de los contactos, sería posible lograr una reducción significativa de hospitalizaciones, contribuyendo así a evitar una mayor saturación del sistema de salud pública.

«Una de las conclusiones más importantes de esta simulación es que cualquier acción que tomemos contra la COVID-19 suma en la lucha contra este virus. En este caso, nuestro modelo predice que lo que hemos llamado antiviral democrático o universal es una herramienta de gran valor para reducir la incidencia de esta pandemia», concluye Rafael Villanueva.

Además, Benlloch añade la importancia también de inmunomoduladores como la vitamina D. «Podrían tener el mismo efecto que los antivirales directos, ayudando a disminuir rápidamente la carga viral de todos los infectados, parar la cadena de contagios y, por tanto, disminuyendo el pico de la segunda ola».

En este sentido, recuerda que el doctor José Manuel Quesada, del Hospital Reina Sofía de Córdoba, ya ha realizado un ensayo clínico piloto con la vitamina D muy esperanzador en este sentido. «Podría ser muy conveniente elevar los niveles de vitamina D de toda la población, ya que curiosamente un porcentaje importante de la población española tiene carencia de dicha vitamina», concluye Benlloch.

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