Cuando se cumple el ecuador de la novena de la Virgen del Carmen, los benaventanos devotos de la Señora participan activamente en las celebraciones religiosas desde el pasado 7 de julio. Los actos se vienen celebrando a las 9 de la mañana y a las 8 de la tarde con el novenario y una misa. «Hay generalmente más gente por la mañana», explica el párroco Tomás Calero apuntando al rigor del calor en la tarde.
A esta parroquia de Santa María del Carmen de Renueva vienen asistiendo en estos días del novenario entre 130 y 140 personas cumpliendo lo establecido por las autoridades sanitarias, no llegando al tercio de la capacidad de la iglesia que sería de 152 personas.
Hasta el viernes 16 se celebran los oficios a la misma hora, a las 9 y a las 8 de la tarde, y será en la fiesta de la Virgen del Carmen, el viernes 16 de julio, cuando se celebre también a las 20:00 horas, la solemne misa en honor a la Señora. Debido a la pandemia, por segundo año consecutivo, no se organiza la procesión en la que habitualmente se suma el vecindario de Benavente. Sin embargo, los actos se revisten de solemnidad como lo está la imagen de la Virgen, con sus mejores galas y rodeada de flores blancas. Una talla en madera policromada, obra del imaginero zamorano Ramón Álvarez sobre 1874.
Casi cuatro siglos vienen manteniendo una devoción a la patrona del Carmen gracias a una cofradía con origen en el siglo XVII en la desaparecida iglesia de San Andrés. La devoción a la Virgen del Carmelo se remonta a la villa de señorío de la Casa Pimentel, al XI conde y VIII duque de Benavente entre los años 1652 y 1677, Antonio Alfonso Pimentel y Herrera de Zúñiga. No obstante, ya el párroco de San Andrés recibía en 1675 autorización por parte del Provincial de la Orden del Carmen en la provincia de Castilla a fundar una cofradía en honor a la Señora del Carmelo. Y desde entonces se mantiene viva una tradición entre los benaventanos, la de este novenario hasta la fiesta del 16 de julio, con celebraciones por la mañana y por la tarde.
