El prelado recibe como obsequio un báculo en el que aparecen las imágenes de la Majestad, Santo Toribio y el Cristo de las Aguas.
El obispo de Astorga, monseñor Jesús Fernández González, recibía el cariño de sus diocesanos en la tarde de este domingo 18 de mayo con una Misa de Acción de Gracias en la Catedral, ya que el prelado tomará posesión el próximo 24 de mayo de la Diócesis de Córdoba.
La Seo de Astorga acogía la emotiva celebración en la que concelebraron numerosos sacerdotes diocesanos y de la iglesia particular de León. Intervinieron representantes de los diferentes estados de vida de la diócesis y de los cuatro arciprestazgos, ante la numerosa asistencia de fieles, de autoridades civiles y militares y representantes de asociaciones de todo el territorio diocesano.
Fue el vicario general, Francisco Javier Gay, quien se encargó de glosar la figura y trayectoria durante estos casi cinco años de su ministerio como pastor de la iglesia asturicense. Una loa a su episcopado desde su toma de posesión el 18 de julio de 2020, en plena pandemia. «En medio de restricciones, mascarillas, distancias y aforos limitados se le abría el corazón de todos los diocesanos, hoy casi cinco años después nos hemos vuelto a reunir para dar gracias a Dios por su ministerio entre nosotros y a quien ya forma parte de nuestras vidas. En aquel día recibíamos a corazón abierto a quien apenas conocíamos, hoy despedimos a quien se ha hecho cercano a cada uno de nosotros y a quien ya forma parte de cada una de nuestras vidas», señalaba Francisco Javier Gay ante un obispo complacido.
Monseñor Jesús Fernández agradecía la elogiosa disertación de su vicario general indicando: «Me habéis canonizado en vida». No obstante, el prelado deseó para la Diócesis de Astorga un nuevo obispo «sabio y santo» que «os quiera y que siga evangelizando y ayudando a los necesitados». El prelado resaltaba en su mensaje su propio lema episcopal: «Evangelizar a los pobres».
Una vez finalizada la Eucaristía y tras las palabras de agradecimiento del vicario general en nombre de toda la diócesis, se le hacía entrega de un báculo, obra del artista platero, orfebre y joyero maragato, José Manuel Santos y en el que aparecen las imágenes de la Majestad, Santo Toribio y el Cristo de las Aguas.
Tras la celebración en la Catedral, en el Seminario se ofrecía un vino español donde los diocesanos tuvieron la oportunidad de despedir personalmente a su obispo.
Fotos: M.A.C.
