Santa Marta de Tera celebrará este martes 23 de febrero la fiesta de su patrona. Lo hará con una solemnidad restringida, aunque no con el boato característico debido a la pandemia. Una misa de doce será el único acto que tendrá este año la santa y mártir debido a la situación sanitaria provocada por el coronavirus, de este SARS-CoV-2 que produce esta enfermedad con nombre de algorítmo, la COVID-19.
Y es que lo que no logró suspender ni siquiera la Guerra Civil, la histórica nevada del año 1956 o el fallido golpe de Estado de 1981, el 23-F, no lo va a suspender este coronavirus, como han señalado vecinos longevos de Santa Marta de Tera. Ni hace 85 años, ni hace 65 años, ni hace 40 años han podido derrotar la honda devoción de los vecinos de Santa Marta de Tera a su patrona.
Devotas del pueblo de Santa Marta de Tera han procurado ornamentar con la mayor dignidad la imagen de la virgen y mártir representada en una esbelta talla barroca. No se ha instalado sobre las andas, porque este año y por culpa de la pandemia no se permite organizar la procesión por las calles, pero sí estará en un lugar privilegiado del presbiterio, para recoger las miradas de sus devotos.
Será una fiesta de cazuela, de residentes, no será favorecedora de encuentros familiares con muchos vecinos fuera de la localidad, pero será, quizás, más auténtica, sin boato. No habrá procesión, no habrá bailes ni desfiles, pero el pueblo de Santa Marta de Tera se resiste a perderla porque forma parte de su propia historia.
