“Quiero ser sacerdote”: el sueño de Enrique Alonso se cumplirá en Benavente

La fe, la vocación y el compromiso se unen en la historia de Enrique Alonso, que será ordenado sacerdote en su ciudad natal este mes de octubre.

El joven benaventano Enrique Alonso Silván será ordenado sacerdote el próximo 18 de octubre a las 12:00 horas en la iglesia de Santa María la Mayor de Benavente. Este acontecimiento representa un momento histórico para la comunidad cristiana de Benavente y para la Diócesis de Zamora, que acogerá con emoción la incorporación de un nuevo sacerdote. Familiares, amigos, vecinos y feligreses participarán en una celebración que marca el inicio de una nueva etapa en la vida de Enrique.

Una vocación nacida en Benavente

Soy Quique, tengo 29 años y toda mi vida la he desarrollado en Benavente”, comienza contando Enrique Alonso, quien recuerda con emoción su infancia en el colegio San Pedro Advíncula, donde también estudiaron su padre y su hermano. Su vida religiosa comenzó en la parroquia de San Juan del Mercado, donde acudía a misa y catequesis con su familia.

El joven sacerdote recuerda que su inquietud religiosa se despertó en 2010, cuando conoció a las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, quienes cuidaban a su abuela en una residencia de Benavente. “Me llamaba la atención cómo dedicaban su vida entera a cuidar a los ancianos. Fue ahí cuando algo empezó a moverse dentro de mí”, confiesa.

Un año más tarde, durante la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid (2011), Enrique sintió con claridad su llamado: “Dije: mi sitio es este. Me confesé, fui a misa toda la semana y descubrí que Dios me llamaba a ser sacerdote.

Años de formación, dudas y crecimiento

Con solo 16 años, Enrique ingresó al seminario menor de Zamora, donde cursó bachillerato y fortaleció su vida espiritual. Más tarde, continuó su formación teológica en Salamanca, en el seminario mayor, donde profundizó en la oración y la vida comunitaria.

A los 20 años, sin embargo, sintió la necesidad de detenerse y reflexionar. “Fue difícil dejar el seminario, pero necesitaba madurar. Luego entendí que fue una decisión muy buena.” Tras unos años de crecimiento personal, regresó al seminario con más claridad y madurez.

Una etapa inolvidable en Roma

Su trayectoria dio un giro cuando fue enviado a Roma para completar su formación en la Universidad Gregoriana, donde convivió con seminaristas de todo el mundo. Allí vivió experiencias únicas, como servir como diácono en una misa celebrada por el Papa Francisco.

Fue una experiencia muy rica, intelectualmente y espiritualmente. Conocí a gente maravillosa y aprendí que la Iglesia es verdaderamente universal.

El regreso a casa y su nueva misión

En julio regresó a la Diócesis de Zamora, donde el obispo le propuso incorporarse a la zona pastoral de Toro y Benavente. Ahora, a pocos días de su ordenación, Enrique vive con ilusión los preparativos y reconoce la responsabilidad y el vértigo de esta nueva etapa.

“Da vértigo pensar que es para toda la vida, pero se vive día a día. Lo importante es estar cerca de la gente, compartir su vida y transmitirles que Dios los quiere y está con ellos.”

Enrique afronta el futuro con serenidad y esperanza, convencido de que su lugar está al servicio de los demás, especialmente en una diócesis marcada por el reto demográfico y pastoral.

Una vida entregada a Dios y a los demás

Con su ordenación, Enrique Alonso Silván se une a la lista de jóvenes sacerdotes que representan la renovación de la Iglesia en Castilla y León. Su testimonio es el reflejo de una fe madura, nacida en su pueblo y fortalecida por la experiencia, el estudio y la oración.

Dios hace bien a la gente porque responde verdaderamente a lo más profundo de nosotros.
Con estas palabras, Enrique resume el sentido de su vocación: servir, acompañar y amar a quienes lo rodean desde la fe.

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