Un grupo de menores no acompañados procedentes de las Islas Canarias llegó ayer por la tarde a su nueva residencia en Zamora, el Hogar Ángel incluido dentro de los dispositivos que integran el Centro Menesiano.
Desde el Centro Menesiano han resaltado que desde hace unos meses se les ofreció hacerse cargo “de esta enmienda tan apasionante, que sin dudar ni un momento fue aceptada y bien recibida, y a partir de ese momento se comenzó a gestar un proyecto nuevo, una nueva ilusión, una nueva vía de crecimiento, de acompañamiento, de apostar por los más jóvenes, de trabajar con aquellos a los que la vida no les ha brindado las mismas oportunidades”.
Con más “corazón e ilusión” que recursos se han ido solventando todas las dificultades que han ido surgiendo en el camino, que no han sido pocas… Lugar, acondicionamiento, educadores, tiempos, asesoramiento, legislación, idioma, cultura…
Un amplio equipo de trabajo ha gestado desde los más absolutos cimientos este proyecto, involucrados en cuerpo y alma y con el más absoluto convencimiento de ayudar y apostar por el acompañamiento de los menores que acaban de llegar.
Durante estos meses, la formación y asesoramiento de otras entidades que están llevando a cabo programas similares ha hecho que desde Menesianos, desde el Hogar Ángel, se haya diseñado un programa de acompañamiento estructurado de manera que ayude a la integración, adaptación y crecimiento personal y social de estos 7 menores.
“Sabemos que no va a ser una tarea fácil, y somos conscientes de todas las dificultades a las que nos vamos a tener que enfrentar, pero también somos conscientes que nuestra formación, recorrido, voluntad y deseo es estar aquí en este preciso momento, en el que la sociedad ha reclamado una ayuda a la que nosotros no estamos dispuestos a dar la espalda y mirar hacia otro lado, porque con la vida no se negocia”.
Por ello, han querido agradecer a todas las entidades, empresas, particulares y muy especialmente a todos los compañeros que se han mostrado disponibles desde el primer momento, “aportando todo lo que estaba en su mano, cada uno desde su área, desde su experiencia, con sus recursos y posibilidades. Siempre con una sonrisa. Se ha trabajado en equipo y el resultado hace que nos sintamos orgullosos de las personas y profesionales que forman la familia del Centro Menesiano ZamoraJoven. Una gran muestra de generosidad que nos hacer ser conscientes de lo afortunados que somos y de la responsabilidad de esta nueva realidad”.
