La exposición al cloro, un producto muy común en las piscinas por su eficacia como desinfectante, puede tener efectos en la salud de la piel y de los dientes si hay una exposición prolongada y frecuente a este producto.
«Este elemento químico puede causar irritaciones en la piel, especialmente en personas que la tengan sensible o con condiciones preexistentes como dermatitis o eczema. En este sentido, estar en contacto con él de manera excesiva provoca sequedad, descamación y enrojecimiento, debido a que elimina los aceites naturales que protegen el cutis. Es importante enjuagar bien la piel después de nadar y aplicar una crema hidratante para restaurar la barrera cutánea», explica la doctora Cristina Villegas, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.
Además, tal y como indica Lorena Trinidad, odontóloga del departamento de Innovación y Calidad Clínica en Sanitas Dental, la presencia de este elemento químico también afecta a la salud bucodental: «el cloro en el agua de las piscinas puede provocar la decoloración de los dientes y la erosión del esmalte dental«.
«La exposición repetida lleva a la acumulación de una película de residuos clorhídricos que, si no se elimina adecuadamente, contribuye a la formación de sarro y caries –prosigue–. Ante esta situación es recomendable usar pasta dental con flúor y realizar limpiezas dentales regulares para mantener la salud bucal en buen estado».
Ante estos riesgos, ofrecen una serie de consejos para minimizar los efectos negativos de este agente desinfectante en la piel y los dientes:
— Ducharse antes y después de nadar: hacerlo antes ayuda a eliminar cualquier suciedad o sudor que podría reaccionar con el cloro. En cambio, hacerlo después elimina el cloro residual de la piel y el cabello, evitando posibles irritaciones.
— Hidratar la piel: se recomienda usar lociones hidratantes después del baño para restaurar la humedad natural de la tez y eludir la sequedad.
— Utilizar colutorio sin alcohol: enfrentarse al cloro durante un largo periodo de tiempo debilita el esmalte dental y causa sequedad en la boca, lo cual aumenta el riesgo de caries. En este punto, enjuagarse con un colutorio sin alcohol permite eliminar los residuos de cloro de los dientes sin causar desecación adicional.
— Usar protectores: aplicar crema solar antes de entrar a la piscina protege la dermis del cloro. Por otro lado, para los dientes, emplear protectores bucales es útil, sobre todo en nadadores profesionales.
— Limitar el consumo de alimentos ricos en azúcar: este tipo de comida incrementa la acidez en la boca y favorece la desmineralización del esmalte dental. Delimitando su ingesta se reduce la producción de ácidos por las bacterias bucales, lo que ayuda a mantener el pH oral en niveles adecuados y protege el esmalte de la erosión causada por el cloro.
— Optar por piscinas oxigenadas: aquellas que están al aire libre o bien ventiladas disminuyen la concentración de cloro en el ambiente, aminorando su inhalación y el contacto con la piel y mucosas.
En último lugar, la doctora Villegas menciona que «ante cualquier indicio de irritación en la dermis o problemas dentales derivados del cloro es fundamental contactar rápidamente con los profesionales de la salud, ya sea de manera presencial o a través de videoconsulta». «No hay que dudar en buscar ayuda médica ante los primeros síntomas, pues la prevención y el cuidado temprano son claves para mantener una buena salud general», concluye.