La Semana Santa de 2023 no es una Semana de Pasión cualquiera, es precisamente la que retoma los actos con toda normalidad tras una pandemia que ha trastocado sentimientos, ha llegado a doblegar esfuerzos y estados de ánimo e, incluso, llevarse vidas de seres queridos y conocidos. Ello ha provocado miradas de perfil bajo, denotando desconfianzas y recelos que se han de revertir porque la realidad impone con toda crudeza su presencia y hay que alimentarla de vivencias y emociones evocadoras de sentimientos que irradian a flor de piel, que ponen los vellos de punta. ¿Acaso no esta la reacción del sentir que provoca a un cofrade cuando ve a su venerada imagen cruzar el umbral de la puerta o cuando desfila cerca de su casa?. Cuando las miradas se cruzan, los sentimientos llegan a ser lacrimosos en una visión indescriptible donde se confunden emoción y devoción.
Para que esos sentimientos enraícen es necesario el compromiso, la participación se hace imprescindible en los actos semanasanteros, los celebrados en el interior de los templos y, más aún, en el exterior no solo imprimiendo de vistosidad las calles con los hábitos cofrades, sino también como portadores de los pasos que recrean con bellas imágenes los momentos centrales de una Semana de Pasión.
Benavente no es menor a otra ciudad, lo que hace más grande a la Semana Santa es el compromiso, la participación, el arrimar el hombro como decimos en esta acogedora tierra y de eso saben bien quienes se encargan de organizar los actos con el reto de que cada año se engrandezca cada desfile procesional. Cada uno de los cofrades considera a su Hermandad como la mejor, por eso de los sentimientos enraizados. Y eso es cierto, aún sabedores de que el conjunto, la unión, es el espíritu que, sin lugar a dudas, envuelve y encumbra una verdadera Hermandad de hermandades.
Cada una de ellas pone en valor lo mejor de sí misma y en este 2023 de regreso a la total normalidad se hace más necesario el compromiso, la participación. Todas ellas irradian sentimientos, tanto la más antigua como la más moderna. Póngase como ejemplo la del Silencio, el oficio del Tríduo durante el lunes martes y miércoles santos, a las ocho de la tarde en la iglesia del Carmen, como paso previo a la Ofrenda del Silencio y el juramento de cada uno de los cofrades ante el venerado Cristo de la Salud.
