A las siete de la tarde y después de haber realizado un exhaustivo ensayo general con todos los integrantes de la escuela de Folklore, donde se pulieron todos los pequeños detalles, comenzó el acto de Clausura de este vigesimosexto curso, en esta ocasión, en el Salón de Actos del Edificio del Reloj, ante la atenta mirada de una sala prácticamente abarrotada de familiares, amigos y simpatizantes.
En él los alumnos desgranaron por edades y dificultad, todos y cada uno de los conocimientos adquiridos desde Octubre hasta la fecha, que desde las 16,30 hasta las 19,30 de todos los sábados, se imparten en las dependencias del antiguo centro médico.
Comenzaron los más pequeños de la Escuela con tres lazos de Paloteo: Señor Mío Jesucristo, Las calles de Roma y Las Vuelticas, para arrancar los primeros aplausos de la concurrencia, continuándose con cuatro temas de sobra conocidos, interpretados con dulzaina por Paula de la Prieta y Carlos Fresno, Adelaida, El Olivo, El Charro de Ferreruela y La Pajera, que hicieron las delicias del respetable; avanzando en la gala, se interpretaron dos temas en los que los alumnos mostraron su destreza y pericia también en el baile y lo demostraron con, La Jerigonza y El Baile de Lao, interpretados a la dulzaina por Carolina Matilla y Lucía Martín, con el inciso en medio de la Flauta y el Tamboril de los sones del Burro de Villarino realizado por Carlos Fresno. Ya en la segunda parte del acto Unai García y Lucía Martín tocaron Tio Babú, las Habas Verdes que fueron bailadas por el resto de alumnos, la Jota de Pinto y La Rueda, para rematar la Clausura con cuatro lazos danzados por el grupo de paloteo de los mayores, 20 de Noviembre, La Carmelita, Después de acomodar y La Habanera, pero al final, fuera de programa y por amplia petición del público se danzó el veinticinco, lazo fundamental de la Danza de Paloteo de Tábara, que terminó en un gran prolongado aplauso.
Ya fuera de todo corsé programático se tocó la botella y bailo quien quiso, para rematar las actuaciones con todos los alumnos de la Escuela de Folklore tocando las panaderas, que fue una sorpresa hasta para la organización, ya que no tenía conocimiento de ello.
Y despidiendo el acto se comentó públicamente que la Escuela de folkore, disponga de unas instalaciones dignas, que se les de visibilidad y se les tenga en cuenta en los actos institucionales, quedando para ello todo el mundo, emplazado para el próximo curso, ahora a disfrutar del verano que bien ganado lo tienen.