DEPORTES

Discamino finaliza la etapa quince con final en Aix en Provence

La etapa estuvo marcada por el jaleo con el GPS cuyos mapas no eran correctos y acababan en las autovías.

El dichoso GPS fue el que dió la lata en la etapa de ayer a los chicos de Discamino. Al igual que se dice que todos los caminos llevan a Roma, los GPS del grupo al final terminaban por conducirles a la autovía por lo que hubo de reinventarse para que no acabaran los triciclos de la expedición en las vías rápidas. Al final otros 63 kilómetros que quedan atrás cumpliéndose el día veinte de programa y la etapa quince Brignoles-Aix en Provence ya es historia.

DÍA 20°.- ESCAPANDO DE LA AUTOVÍA

“Cada cultura, cada país, cada familia y cada persona tenemos nuestras cosas, eso que nos hace ser diferentes a los demás. Muy a menudo esas particularidades no son entendidas por los demás y es muy fácil que tachemos de raros a los que comen gusanos, adoran a las vacas o eructan después de comer como señal de respeto hacia el anfitrión. Tal vez la comparación resulte un poco exagerada, pero podéis creer que esta mañana no nos lo parecía. También es cierto que no sabemos seguro si es algo inherente a la cultura francesa o simplemente una característica de la vinculación entre el organismo del estado que controla las carreteras y la aplicación GPS de Google en esta parte de la República. El caso es que hemos salido de Brignolés a las 06:40 horas con dirección a Aix-en-Provence, más concretamente hacia el hostal Aix, sito en la calle Charlie Duchesne de Aix-en-Provence. Al poner en el Google Maps el punto de salida y el de destino, tras tener buen cuidado de seleccionar el modo COCHE con las 3 OPCIONES DE RUTA seleccionadas, es decir, EVITAR AUTOPISTAS, EVITAR PEAJES y EVITAR FERRIS nos ha indicado que debíamos: 1.seguir la DN7 hasta Châteauneuf-le-Rouge, ahí…
2. desviarnos a la izquierda por la D46 hasta…
3. llegar al cruce con la D6, la cual tomaríamos hacia la derecha y seguiríamos hasta llegar al…
4. punto de cruce con la D7, que nos llevaría casi hasta el hotel.

Pues bien, al pie de la letra hemos seguido todas esas instrucciones hasta llegar al punto en el que confluyen la D46 con la D6. Íbamos ya a entrar en la segunda cuando nos llama Faty, que, una vez acabados sus 45 kilometros como copiloto de Silvia en el tándem de Paula, se había ido a la furgo con José Luis. Descolgamos y le oímos decir que no se nos ocurra entrar por la D6, que al cabo de un rato se convierte en autovía y no hay forma de salir de ella. Revisamos el Google Maps varias veces y desde varios teléfonos (seremos gilipollas, si en uno pone verde, en todos va a poner verde, pero bueno, cada uno abrió su móvil y no puso cara de «me cago en la leche, pues es verdad» hasta que su smartphone (o iPhone en el caso de Iván), le devolvió la misma imagen que a los demás. Y ahí viene la duda: ¿es normal en Francia que busques un itinerario en el que no quieras auto-route, que lo marques así en tu navegador, que lo encuentres, que lo compruebes varias veces y que cuando te pongas en camino, sin cometer errores, te metas de morros en una auto-route. Pues tal cual. Al final hemos acabado circulando de oído, manteniendo la autovía fija a nuestra izquierda hasta que hemos podido dar con la D7. No diré que no tuvo su aquél, como si fuera un juego de pistas o un rastreo, pero, claro, eso a las 11:30 de la mañana, a pleno sol y con 55 kilómetros de triciclo en las patas…, ya no tiene tanta gracia. Al final 69 kilómetros de 06:40 a 12:30 con un remate en cuesta digno del de CAGNES SUR MER hace unos días. Por suerte hoy Fátima ya estaba a salvo en la furgoneta».

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