DEPORTES

Discamino cumple la sexta etapa en su décimo día acompañado del calor

Una jornada marcada por las numerosas anécdotas y menos nervios por el hacer de los conductores.

El día décimo, sexta etapa ya ha quedado también atrás. Esos 62 kilómetros de recorrido que unen Lucca con Sarzana han sido, al menos algo más tranquilo, para los chicos de Discamino. El calor ha vuelto a hacer acto de presencia e Iván sufre una ligera cargación en una de las piernas que le tiene malhumorado. A Chema ayer le salió la vena revanchista y dio una lección de modales. Javier Pitillas nos lo cuenta detalladamente.

DÍA 10°.- HACIENDO MALDADES

«La tarde-noche en el albergue del Pellegrinaio San Davino de Lucca fue perfecta. Espacio amplio, literas con luz y enchufe individual, como las del albergue de Cañaveral, hospitalero amable de nombre Bruno, cocina, comedor, suficientes duchas,… en resumen, un verdadero lujo. La historia del principio del día no tiene misterio alguno salvo el pequeño incidente del carro que nos dejó Bruno para el transporte de las cajas de la intendencia. Lo dejamos cargado a un lado de la calle y cuando movimos la furgoneta para poder cargar todo cómodamente, el carro apareció de pronto en la trayectoria de la rueda trasera izquierda. Misterios de la conducción. Resultado: una rueda escachada y un papelito con 10€ en la hucha para que el bueno de Bruno pueda reponerla.


Seis cosas se pueden destacar de la jornada de 62 kms y bruto calor desde primera hora:

– La primera es que nuestra guía/intérprete/intendente/jefa de producción del tramo italiano, señorita Visconti, hoy se chupó la etapa completa, es decir, los 62 kms íntegros.

– La segunda tiene que ver con Iván. Nuestro colega y promotor de la aventura anda un poco jorobado y lo está a dos niveles: por un lado está cabreado de tal modo con Italia que se lo llevan los demonios a causa del comportamiento de los conductores y de la casi constante ausencia de señal de internet; por el otro, lleva un par de días con una pierna cargada a la que no para de darle masajes, apretujarla, retorcerla, estirarla y no sé cuántas cosas más. Hoy, según sus propias manifestaciones, ha pedaleado toda la jornada sólo con una pierna. Yo le digo que se relaje, que deje de pensar en la pierna, que disfrute de las cosas, de los paisajes, que de algún paseo por la tarde en vez de quedarse encerrado frotando y frotando. Hemos quedado en buscar un fisio en Veintimiglia para que le dé un toquecillo en las patas durante el descanso del lunes, mientras esperamos la llegada del equipo de Francia. Pero hoy, aprovechando que estamos en la zona de Carrara, cuna del mejor mármol del mundo, me he acercado a una de las empresas de extracción, elaboración y comercialización de la valiosa roca y les he preguntado si nos prestarían durante 15′ una de sus pulidoras para darle unos meneos a nuestro diamante en BRUTO. Lamentablemente me han dicho que no, no sé si por diamante o por bruto, no he conseguido entenderles.

– La tercera es la de las maldades y es toda de José María, nuestro Chema. Parece ser que existe una ley no escrita que de alguna forma hermana a los moteros del mundo, por eso, cuando se cruzan por esas carreteras de Dios, estén donde estén, todos ellos acostumbran a saludarse. Algo parecido sucede con los ciclistas, y sino es así, así debería de ser por la cantidad de cosas que compartimos. Lamentablemente, al menos esa es nuestra experiencia, hay bastante tontería en algunos individuos y en algunos grupos. Esta mañana nos ha adelantado un solitario. Iba rodando a gusto en una bici de carretera y al rebasarnos no ha hecho el menor gesto ni ha dicho ni media palabra. Por supuesto que no ha sido el único con el que nos hemos cruzado en esas mismas condiciones durante estos días, ni será el último, pero algo ha habido en el reojo con el que nos ha mirado que nos ha puesto un poco en el disparadero. En nada nos ha cogido 20 metros y en nada también hemos decidido ir a por él. Chema a metido la directa y hemos empezado la persecución. Pronto vimos que sí, que con un poco de paciencia y algo más de energía íbamos a atraparlo. Hemos abierto un poco más el gas y poco a poco nos hemos ido acercando. El paisano pedaleaba todo tranquilo y no se ha enterado de que ya le estábamos respirando en la nuca. Hemos apretado un poco más los dientes y le hemos pasado como una locomotora de dos vagones. Calificaría de enfermiza y perversa satisfacción a lo que he sentido al dejarle atrás y a la risita de Chema y su «buongiorno» en el momento justo de rebasarle lo llamaría fina ironía bañada con un poco de mala leche. «Jeje, con Álvaro el año pasado hacíamos lo mismo; en cuanto veía un ciclista me decía: <<¿¡Qué Chema, ¿vamos a por él!?>>, jejeje.»

– La cuarta es lo bien que nos ha recibido el padre Giovanni, párroco de Caniparola y de la Hospitalidad de S. Antonio. Nos ha cedido un salón sólo para nosotros y él personalmente ha bajado las camas y los colchones para que durmamos. Por la tarde hemos hecho a petición suya una pequeña presentación de DisCamino con un vídeo para los demás Peregrinos y para los voluntarios de la parroquia. Entre otros hemos conocido a Francesco Arena que ha conectado muchísimo con Iván ya que adora León desde que hizo su primer Camino. Han cambiado camisetas.

– La quinta es que la pierna de Fernando sigue aguantando a pesar del machaque a que la está sometiendo.

– Y la sexta y última darle una medalla de oro a los cuidados de nuestro José Luis, a toda hora preocupado por todo y atento a todo».

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