PROVINCIA

El nuevo desierto de Zamora

El brutal descenso del embalse de Ricobayo aleja a turistas, crea problemas de abastecimiento en varios pueblos de la zona y deja muy tocados a varios establecimientos y empresa.

Aliste, Tierra de Alba y Tierra del Pan están bañadas por el embalse de Ricobayo, generando una riqueza natural y económica para los habitantes de una Zamora Vaciada que han encontrado en el magnífico enclave una oportunidad se superviviencia.

El año 2021, azotado por la pandemia igual que el 2020, llamaba a muchos zamoranos a regresar a la tierra, a pasar varias semanas o meses en el pueblo y a disfrutar de un ocio lejos de la multitud de las grandes ciudades y las playas españolas. Coincidió, además, que el inicio de año fue muy lluvioso, lo que permitió ver, ya bien entrada la primavera, imágenes de postal con Ricobayo regando casi los pueblos.

De un día para otro, toodo cambió, empezó a bajar el agua de una forma nunca vista. Donde ayer había un lugar para bañarse, hoy hay un terraplen. Donde se acercaba a beber el ganado, únicamente quedaba lodo. Donde pescaban los lugareños, solo quedaban peces muertos. Iberdrola decidió aprovechar el embalse al máximo hasta bajarlo por debajo del 20% como está actualmente. Donde antes había vida, agua, naturaleza y fauna ahora sólo queda desierto.

Uno de los vagones del Viaducto Martín Gil que ya está a la vista

Andavías, Palacios del Pan, Manzanal del Barco, Santa Eufemia del Barco, Montamarta, La Encomienda, Fontanillas de Castro, Amendra, Ricobayo, Villaflor, Muelas del Pan o Valdeperdices son algunos de los pueblos que más relación tienen con el embalse. Y a todos, de una forma u otra, les ha comenzado a afectar desde hace semanas este bajón inesperado del embalse que hace poco más de un mes estaba con una altura envidiable.

El embalse bajo desde mazo hasta mediados de mayo de una forma importante, pero se mantuvo durante semanas casi sin disminuir, lo que invitaba a pensar en un nuevo verano repleto de diversión acuática y de vida en los pueblos. Fue a finales de junio cuando comenzó un descenso que ha secado por completo los parajes, dejando incluso grandes puentes como el de La Encomienda, el que une palacios y valdeperdices o el de La Galvanera, entre Manzanal del Barco y Santa Eufemia sin nada de agua debajo.

Por comparar, el pasado 27 de junio, el caudal del emmbalse era de 212 hectómetros cúbicos (actualmente se encuentra ya por debajo de los 170 hectómetos) mientras que en la misma semana del año anterior era de 885 hectómetroos cúbicos. Incluso la media de los últimos años, incluída la gran sequía de 2017 cuando se vio por última vez el puente pequeño de Manzanal del Barco, es de 774 hectómetros cúbicos, cuadruplicando la actual situación.

Situación del embalse en el último mes

El primero de los problemas al que se enfrentan los habitantes de estoos municipios es a un problema medioambiental, especialmente para ganaderos y agricultores, quien ven como la sequía artificial deja sin agua al ganado para beber y agota los cultivos. Los habitantes de los pueblos miran con preocupación un problema que vivieron en 2017 pero que, en aquel momento, no podía evitarse, algo que sí puede hacerse este año.

Además, algunos de los municipios de la zona como es el caso de Palacios del Pan o Andavías tuvieron problemas de suministro de agua al quedar la toma inutilizada por el bajo caudal. Ambas localidades han tenido que hacer frente a unos gastos extraordinarios para poner en funcionamiento una boomba que se usó como último recurso en 2017 y de la que han vuelto a tener que echar manos este año.

Estado dell embalse en Manzanal del Barco

También esta sequía desértica puede ser el golpe definitivo para muchos comcercios y negocios. Los bares de los pueblos malviven en invierno y sacan lo suficiente para seguir un año más en la época estival. Sin fiestas patronales y cada vez con menos gente en los pueblos, un verano en el que muchos vecinos han decidido cambiar de aires y en el que los turistas no se acercan al embalse, está haciendo daño a un sector de la hostelería que ya estaba muy penalizado por las restricciones Covid.

Los chiringuitos como el de Ricobayo, el Club de Vela de Palacios o el Club Deportivo Esla, negocios que viven especialmente del verano, también afrontan un año muy complicado sin clientes por la falta de agua.

Un problema grave que ha hecho que donde antes había agua ahora haya desierto, un nuevo desierto en Zamora que se une al cada vez más grande desierto demográfico.

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