Ese muñeco de trapo, la figura antropomórfica cuya sátira entraña deseos ocultos que se confunden con el mito, «el Pelele», se volvía a mantear en Fuentes de Ropel y se hacía como manda la tradición, el martes de Carnaval. En esta ocasión, la figura no era solo una, sino dos para que los niños tuviesen su propio Pelele, por eso de hacer cantera. A la voz de «arriba con él», al igual que hacían las mozas por Carnaval en la época del afrancesado Madrid, en Fuentes de Ropel «el pelele» se lanza al aire, se mantea en la calle y en la plaza, entonando coplillas hasta ser indultado o ser quemado en la hoguera.
Esa es la tradición y ésta que se había perdido durante medio siglo hasta hace unos años, hasta el 2016, fue un grupo de vecinos y entre ellos el ya fallecido y que fuera concejal de Fuentes, Zotico Rodríguez, a la sazón un gran impulsor de las tradiciones locales, quien revitalizó la figura y su simbolismo, junto a la asociación Iniciativas Ropelanas.
Los desfiles callejeros con diversos atavíos no podían faltar en Fuentes de Ropel por carnaval, en un ambiente festivo con la complicidad vecinal.




