Esta madrugada del último domingo de octubre, cuando las manecillas del reloj marquen las tres, hay que adelantarlas a las dos. Tenemos tiempo de dormir una hora más en una noche muy especial, en la primera del toque de queda.
Ah! y «a las 3 son las 2», da el título a una simpática canción, pegadiza ella, del humorista y monologuista Abraham Martín que cada año nos anuncia el cambio de horario.