La localidad de Santibáñez de Vidriales recobró en la noche de este miércoles la tradición del entierro de la sardina. Una actividad con la que se clausuraba el programa de los Carnavales, como ya se adelantó en Benavente Digital.
El patio del Ayuntamiento fue el punto de encuentro para partir la comitiva de duelo portando en andas a la sardina. Un grupo de plañideras, de luto riguroso, algunas con toquillas o mantones y otras con velo cubriendo totalmente la cabeza, no dejaron de lamentarse por el fallecimiento de su ser querido, la sardina. No faltaron en el desfile un eclesiástico y su monaguillo. El primero aspergiendo por doquier con el hisopo el agua tomada del acetre, mientras el segundo se hacía valer portando una enseña con dos bacaladas.
Los llantos de dolor se sucedían al unísono redoble de tambores durante la procesión por el callejero de Santibáñez, calle las Fraguas, calle Camino Benavente, Plaza España, calle Mayor, Plaza Mayor de Arriba, calle el Parque, calle doctor Severo Ochoa y calle Cervantes hasta llegar al edificio del albergue municipal. Precisamente en el salón de este centro cultural y social se degustaba una merienda a base de generosas sardinas asadas, embutidos y porciones de queso. Todo ello, regado con refrescos y vino de la tierra.
La actividad del entierro de la sardina ha venido de la mano de las asociaciones Sansueña-Vidriales, de Jubilados la Vidrialesa y la colaboración del Ayuntamiento, Bodegas Viriatus, Bodegas Verdes, Embutidos Mauco, Quesos Sansueña, Supermercado Goyo y el Ayuntamiento de Santibáñez de Vidriales.
Fotos: M.A.C.















