En el Día Mundial de la Discapacidad que se conmemora este jueves 3 de diciembre son muchas las barreras que sufren las personas afectadas. Una de las asignaturas pendientes estriba en la eliminación de las barreras arquitectónicas para el acceso a los edificios y espacios públicos, tanto ayuntamientos como instalaciones de servicios o zonas de recreo e, incluso, aceras que todavía se siguen construyendo sin la cota cero.
El camino por recorrer para ir avanzando en la plena integración de tod@s los que sufren una discapacidad , sea del tipo que sea y con los distintos grados que cada uno padece, es todavía largo y tortuoso. En nuestro país debería de ser ya una plena realidad la Ley de Accesibilidad, Real Decreto 1/2013 de 29 de Noviembre que otorgaba unos plazos, para que las administraciones públicas y privadas, edificios, tiendas, bares, restaurantes, hoteles, etc., en cuatro años tuviesen el tiempo suficiente para adecuarse a dicha normativa, incurriendo en faltas, con sus correspondientes sanciones.
Hasta el momento, cumplido el plazo de finales de noviembre de 2017, dicha normativa se va realizando, muy lentamente, y dependiendo de las distintas provincias o Comunidades Autónomas.
La sociedad en general no ha tomado conciencia aún en la necesidad de adecuar instalaciones y distintos servicios, para que la plena igualdad entre las personas, estén sanas o sufran algún tipo de discapacidad, sea plena en todos los aspectos. Porque en algún momento de esta vida se puede llegar a tener algún tipo de discapacidad, bien sea por enfermedad o accidente, y llegará a ser permanente o por un tiempo. «¿Porqué no hacemos todos los edificios, sean públicos o privados, accesibles?», es la pregunta que refiere cualquier persona con discapacidad. Ni que decir tienen todas las ciudades en general, sus calles, aceras, parques o plazas.