COMARCA

VIDEO: «La mixomatosis en las liebres causa estragos en la población», asegura el biólogo y experto cinegético José Ignacio Regueras

En la provincia se registran 5.000 cigüeñas y polluelos al terminar la temporada de cría

A través de una entrevista, el biólogo y experto cinegético José Ignacio Regueras Grande expresa unas pinceladas de la población de cigüeñas, la reciente enfermedad de la mixomatosis en las liebres, virus distinto al del conejo, y la de la moscarda del corzo, así como la abundante población de caza mayor.

«Al terminar la temporada de cría, en la provincia de Zamora puede haber unas 5.000 cigüeñas, entre adultos y pollos». Quien esto afirma, no es otro más que el biólogo y experto cinegético José Ignacio Regueras Grande. Regueras, amante de la naturaleza, cazador y pisoteador del terreno como el que más, conoce palmo a palmo el territorio zamorano, tanto los parajes de los Valles Benaventanos como en la Carballeda y Sanabria y la meseta provincial.

Son muchas las zancudas que ya no suelen emigrar a tierras más cálidas, ya que según los datos del último censo de 2020 de la SEO, la Sociedad Española de Ornitología, En Castilla y León pasan el invierno unas 1.280 cigüeñas. «Una buena parte de las que permanecen en el territorio zamorano en la época invernal, se concentran en la capital por la cercanía del vertedero provincial, donde se alimentan centenares de estas aves», explica José Ignacio Regueras. Muchas de las cigüeñas que pasan el invierno en las tierras zamoranas proceden de origen centroeuropeo (francesas y alemanas), según la lectura de las anillas que rodean sus patas.

Ejemplares de cigüeñas sobre sus nidos instalados en torres de alta tensión de energía eléctrica

El biólogo Regueras Grande es además un amante de la naturaleza y cazador, para más señas, el experto cinegético Regueras da unas pinceladas acerca de la reciente enfermedad descubierta en las liebres, la mixomatosis que se trata de un virus distinto al que se manifiesta en los conejos, pero que conlleva los mismos síntomas. «No se trata de una zoonosis, ya que no afecta a las personas. La primera liebre a la que se llegó a detectar la enfermedad de mixomatosis fue en el año 2018 y desde entonces este virus viene haciendo mella en los animales con una notable incidencia», asegura Regueras.

En la provincia de Zamora, la zona más afectada radica en la Tierra de Campos y en la Guareña. Es en la mitad sur de España donde se produce la mayor incidencia de esta enfermedad y concretamente en la región andaluza mueren el 50% de las liebres a causa de la mixomatosis. No obstante, hay muchos de estos roedores que se recuperan, pero los animales tocados por la enfermedad de la mixomatosis sufren como consecuencia una gran depredación, ya que tanto zorros como lobos y perros los llegan a capturar con facilidad.

José Ignacio Regueras Grande, biólogo y experto cinegético

Sobre la gestión cinegética, Regueras apunta a que en algunos cotos de caza la liebre está prácticamente desaparecida. Esos cotos tienen alicientes mucho menores que cuando había liebres. En el calendario se señala en rojo el año 2018 cuando aparecieron ejemplares con la enfermedad de la mixomatosis.

Este experto y con apuntes de campo no duda en que los territorios de los Valles de Benavente son un privilegio de hábitat para la caza mayor. «Esto es un verdadero paraiso» y pone como ejemplo fuera de la Sierra de la Culebra, cerca de Mombuey , en zonas abiertas, se logró abatir el venado más grande de España, en el término municipal de Lanseros. Este venado llegó a registrarse con 223 puntos, «algo extraordinario».

La abundante población de corzos encuentra en estos momentos un gran problema como es la moscarda del corzo. La cephenemia stimulator es la mosca que produce la parasitación de las vías respiratorias, los gusanos se quedan en la nariz y le dejan respirar con dificultad, explica Regueras Grande haciendo hincapié en que no es una zoonosis, ya que no afecta a las personas. «Parece ser que un grupo de corzos franceses llegaron al norte de España y ese podría ser el origen de la enfermedad que llegó al norte de Léon, a Sanabria, pero la buena noticia es que se recuperan.

Para los corzos afectados con la moscarda «no hay forma de tratar la enfermedad, ni de prevenirla ni de tratarla, solo esperar con todo a las bajas que ello supone, esperar a que evolucionen favorablemente». A estos animales con moscarda se les aprecia que corren con dificultad y eso hace que la depredación de los ejemplares sea más elevada, los perros, lobos les alcanzan con mayor facilidad. «Un animal que no puede correr como tenía que correr, cuando detrás tiene dos o tres lobos, pues lo tiene muy crudo» para sobrevivir, sigue explicando José Ignacio Regueras. Es por eso que en las zonas afectadas se debe no cazar el corzo para evitar diezmar las poblaciones. No obstante, en la provincia zamorana, «es en concreto en Sanabria donde la moscarda ha afectado a los corzos; en cambio, en los Valles de Benavente y en Tierra de Campos no ha llegado hasta el momento», sigue explicando apuntando a que en zonas con alta densidad de corzos, las consecuencias de la moscarda son más importantes como en el caso de los Ancares leoneses. Más aún, apostilla Regueras, «parece que las poblaciones de corzo se recuperan, como en el caso de la sarna en la comarca leonesa de Riaño».

El censo de corzos por estos territorios es generoso ya que en Sanabria podría haber 3, 4 ó 5 corzos cada 100 hectáreas y en los ancares leoneses se llegó a 29 corzos cada 100 hectáreas de densidad media.

Un corzo atraviesa una carretera entre Carballeda y Sanabria

Sin embargo, el cazador José Ignacio Regueras resalta que «cuando el recurso es muy limitado pues hay que decir que no, que debe haber un control cinegético».

En todo caso sí que hay que hablar de exceso de población de esta fauna y la interferencia con el hombre es muy grave por los problemas que ello conlleva a la circulación rodada con trágicos desenlaces. «Hay que hablar de exceso de población, en el caso de jabalíes y corzos, que vienen produciendo daños en carreteras, daños agrícolas y daños forestales y eso hay que regularlo». Con estos argumentos parece del todo punto evidente que el control de la población a través de la caza es más que necesario.

No son pocos los accidentes de circulación que han ocurrido en las carreteras de la comarca con trágico final. Se trataría de buscar una relación armónica entre la naturaleza y el ser humano. «Esto no es un parque nacional como en EEUU donde no hay gente», apunta Regueras resaltando a la necesidad de hacer un control de la caza mayor.

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