Los vecinos de Molezuelas de la Carballeda, que desde siempre han contado con tabernas y bares e, incluso, hasta hace poco tiempo con una casa de comidas, han acondicionado el local social de las antiguas escuelas para servir de lugar de encuentros vecinales, de reuniones de amigos en torno a la lumbre, los juegos de mesa y la barra de bar. A la lumbre, porque el hogar construido en el recinto permite que los asistentes se dirijan hasta las llamas para calentarse en estas frías jornadas de invierno. De los juegos de mesa, porque «la partida» sirve como pretexto para acudir habitualmente al encuentro entre amigos. Y la barra de bar, para tomar algún que otro café o licor con cuyas menguadas ganancias se permite afrontar los gastos de mantenimiento del local.
Gracias a este recinto social, los vecinos de Molezuelas de la Carballeda hacen patria chica y les permite que en los días de adversa climatología dispongan de un lugar de encuentros donde el local se convierte en un extendido abanico de clamores cuyas tablas se hallan impresas de alegrías y no pocas tristezas al conocer que se le ha apagado la llama de la vida a uno de los suyos.
Y es que este pueblo rico en historia llegó a registrar medio millar habitantes a principios del pasado siglo XX para contar actualmente con 46 habitantes, de ellos 25 varones y 21 mujeres, según los datos del INE. Y lo que es peor aún, con fallecimientos todos los años. La alegría la daba hace ocho años al llegar un bebé en el año 2014, desde entonces no hay nacimientos en Molezuelas y hay que remontarse a dos décadas atrás, al año 2000 para apuntar otro nacimiento en el padrón. Fue en los años sesenta, coincidiendo con la emigración, cuando la población de Molezuelas, al igual que en la mayoría de los pueblos vecinos, llegó a resentirse de tal modo que quedó mermada a la mitad, desde entonces el descenso ha ido en aumento con un índice preocupante. Más aún, a la escasez poblacional se suma su envejecimiento. El crecimiento natural es negativo, ya que las defunciones se llevan por delante al ya más que mermado registro poblacional
De esto y de muchas otras cosas, se habla en el local social porque es el lugar de encuentros a las llamas de la hoguera. La madera para alimentarla no falta y los deseos de mantenerse unidos cobran más fuerza con la llegada de algún que otro vecino residente fuera. Siempre hay algo que aportar, el que llega y el que reside habitualmente. Gracias a este local social, Molezuelas de la Carballeda se hace grande.
FOTOS: M. A. C.
