COMARCA

Petavonium se traga la fibra óptica

Las fuertes rachas de viento tumban las conducciones de telefonía sobre las termas romanas, estructuras pétreas que reposan durmientes bajo la tierra cultivada ansiando una contemplación visual permanente

En la época romana las comunicaciones se resolvían a base de inscripciones en piedra y en bronce. En el Imperio Romano y debido al elevado grado de alfabetización existente hizo que se desarrollase un particular medio de comunicación de masas: las inscripciones. La escritura era el eje fundamental no solo para la administración y la política romana, sino para casi todas las esferas de la vida cotidiana, tanto la política, la sociedad, la economía o la religión.

Más aún, la expansión del Imperio romano y su permanencia durante siglos no se podían haber producido sin la escritura que, más allá de sostener las actividades militares, económicas y administrativas, empleada sobre unos soportes monumentales de piedra y metal servía como conmemoración perpetua.

Si hace dos milenios los romanos se comunicaban con inscripciones en bronce o en piedra, en la actualidad y en la era de las nuevas tecnologías y las redes sociales los grupos societarios y a título particular es harto difícil su coexistencia sin las avanzadas conducciones tecnológicas como la fibra óptica. Aunque estas conducciones dominen el cielo sobre la permanencia milenaria, ese dominio se tumba cuando el dios Neptuno, la deidad de los mares, de las tempestades y los vientos, se manifiesta. Esto es lo que acontecía en estos días pasados cuando las fuertes rachas de viento que azotaban el cielo vidrialés tumbaron algunos de los apoyos o postes de madera que sujetan las mangueras con los cables de fibra óptica. Y los desplomaron sobre las termas romanas que reposan durmientes bajo la tierra cultivada ansiando una contemplación visual permanente.

Termas romanas junto al recinto del Ala II Flavia

Fue a finales de 2019 cuando se descubrieron las termas romanas en las inmediaciones del campamento romano de Petavonium, en el término de Rosinos de Vidriales. Los trabajos de excavación permitieron sacar a la luz una infraestructura de baños que podría pertenecer al siglo II d. C. y todo apuntaba a que esta estructura de baño respondería a un conjunto termal con carácter público del vicus civil o del centro urbano de la ciudad de Petavonium y no a una domo o casa particular, según abogaron entonces algunos expertos en base a la distancia de 200 metros, extramuros, al nordeste del recinto militar del Ala II Flavia.

Foto: M.A.C. Trabajos de excavación de las termas romanas a finales del 2019

No obstante, la existencia de las termas romanas venía ya preconizada desde hace décadas por historiadores y arqueólogos como hemos venido publicando, aunque sin una ubicación concreta. Sin embargo, los lugareños apuntaron a la zona donde se hallaba «un pozo», una zona rodeada de maleza y exenta para los trabajos agrícolas, del cultivo de garbanzos, debido a la abundante afloración de elementos pétreos, muchos de ellos de gran tamaño. Ello daba una clara idea de la existencia de una estructura constructiva con toda probabilidad de la época romana.

Una estructura de baño construida entre el 160 y el año 180 d. C.

Los investigadores basaron su argumentario en el hallazgo de un epígrafe datado en el imperio de Marco Aurelio. En este epígrafe se reseña que el prefecto del Ala, refiriéndose al Ala II Flavia, L. Versenus Aper, se encarga de la construcción de unos baños y en los que cumplió un voto a la diosa Fortuna. El tal prefecto estaría al frente de las tropas en la segunda mitad del siglo II, del 160 al 180 d.C. ya que anteriormente estuvo al mando de la cohors Vindelicorum miliaria, según se atestigua en un diploma militar del 157 d. C. hallado cerca de Tibiscum en la Dacia Superior, como refieren en 1995 los investigadores Martín, Romero y Carretero.

Con los trabajos de excavación las termas romanas salieron a la luz, al menos una buena parte que daba idea de la dimensión de la estructura, pero el mayor cuerpo del vaso que se extiende a la zona oriental en dirección al viario de interconexión entre Asturica Augusta (Astorga) y Bracara Augusta (Braga) permaneció sin excavar. Se halla aún sin aflorar, bajo tierra como ahora se encuentra todo el conjunto. Sobre las termas romanas se han desplomado las mangueras de la fibra óptica. Como si la historia quisiera aliarse y todo por culpa del dios Neptuno.

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