Los espacios públicos de Santa Cristina de la Polvorosa cobran un encanto especial con la instalación de esculturas impregnadas de romanticismo. Desde el Ayuntamiento de la localidad ribereña del río Órbigo se ha querido dar un toque singular a estos espacios con figuras evocadoras y propias de la ensoñación. Una actuación que abrirá un abanico más amplio en el nuevo parque urbano de La Estacada.
El recuerdo al tradicional juego de «salta el burro», o de «la mula», donde el mozalbete salta por encima de otro compañero encorvado con los codos sobre las rodillas o simplemente cruzado de brazos, figura en la plaza de la urbanizada plaza de la Iglesia. Una escultura llena de ensoñación cuyos participantes elevan su mirada a la torre como testigo de sus hazañas.
La emotividad y romanticismo se ciñen también en los accesos al parque urbano, a punto de completarse sus obras. Una de estas entradas la presiden dos simpáticas esculturas representando la una a un niño sujetando en su regazo un cesto con varios gatitos y, en la otra, a una niña que también porta una cesta de esparto con perritos. Uno de estos cachorros se encarama a lamer a su mamá adulta.
En otro de los accesos al parque, las dos columnas se hallan coronadas por tiernas esculturas representando a parejas de niños. La niña, sentada en el suelo, lee en voz alta un libro, que podría ser un cuento, mientras el pequeño arrodillado junto a ella le sujeta el farol para facilitar la luz en una noche de penumbra. Sus miradas expresan la felicidad y ternura.
Uno de los accesos al parque urbano de La Estacada, lo presiden dos esculturas con niños sujetando un cesto de esparto con gatitos y la niña portando una cesta con perritos, uno de los cachorros se acerca a lamer a su dueña
