COMARCA

«Si los ríos se mueren, la vida en las zonas rurales desaparece», asegura el alcalde de Santa Cristina

El Ayuntamiento viene solicitando no sólo la limpieza de las riberas, sino también las dos islas del centro del cauce

La Confederación Hidrográfica del Duero autoriza a Santa Cristina únicamente la limpieza de los árboles caídos o muertos.

El alcalde de Santa Cristina advierte que si no se hace nada, nuestro río se muere, y no quiero que deje de pasar agua por él, ¿pero qué agua?.

El Ayuntamiento de Santa Cristina de la Polvorosa lleva desde hace años solicitando a la Confederación Hidrográfica del Duero la limpieza de las áreas ribereñas del río Órbigo y de las dos isletas centrales del cauce. Las peticiones han caido en saco roto, una vez más, en la dirección del organismo de cuenca porque el alcalde y dos concejales, después de mantener un encuentro en la sede vallisoletana, la respuesta ha llegado al Ayuntamiento señalando que únicamente pueden realizar la limpieza de los árboles caídos o muertos, «sin tocar los que estén en buen estado o en pleno crecimiento, sólo podarlos si fuese necesario».

Santa Cristina de la Polvorosa ha recibido con impotencia esta respuesta de la Confederación Hidrográfica del Duero, ya que sería el propio Ayuntamiento quien se encargaría de los costes de la limpieza de las riberas desde la presa que se encuentra aguas arriba del puente hasta la que se encuentra aguas abajo, de la limpieza de las dos isletas ya sería otra cosa porque el Consistorio no tiene maquinaria para llevarla a cabo.

Ante esta situación el alcalde, Salvador Domínguez, no duda en señalar que «si los ríos se mueren, la vida en las zonas rurales desaparece». El primer edil de Santa Cristina hace un alegato de justificaciones sobre la necesidad de que las aguas fluyan con total normalidad, sin obstáculos y, sobre todo, limpias. «Si no se hace nada, nuestro río se muere, y no quiero decir que deje de pasar agua por él, ¿pero qué agua?», relata el alcalde.

Salvador Domínguez como un gran defensor del río, de su limpieza, rememora sus vivencias del cauce del Órbigo, desde su niñez. «Hace muchos años y, digo muchos porque son muchos los que tengo, por lo tanto, también muchos recuerdos».

«Ya a finales de los años 50 y residiendo mi familia en Villanueva de Azoague, sigue relatando el alcalde de Santa Cristina, «quiero recordar, y muy bien por cierto, acompañar a mi padre hasta las riberas de los ríos, en ocasiones la del Esla, pero primordialmente la del Órbigo, éste tiene mejores peces, me decía mi padre». Salvador Domínguez asegura que «efectivamente los tenía ya que no había día que no fuéramos a pescar y no trajéramos la cena para casa. En ocasiones barbos de más de 3 kilos, también de vez en cuando alguna trucha, pero no como las de ahora, tenían unas pintas de colores preciosas, además había para todos».

Esto era cuando Salvador Domínguez tenía siete años y el ahora alcalde de Santa Cristina se sigue recordando con toda perfección. Haciendo un salto en el tiempo, a mediados de los años setenta, sigue recordando que entonces «seguía habiendo fauna en el Órbigo para todos, se seguían sacando barbos, bogas, escallos, truchas, carpas, etc., había que seguir unas reglas de pesca lógicas, pero en los años de la niñez también había que respetarlas, la pesca agresiva estaba prohibida, como la relumbrera (relumbreta) o el trasmallo. Muchos, por no decir casi todos en alguna ocasión la practicamos. Te acercabas a la orilla de cualquier río y veías peces chiquititos, alevines, un sinfin, eso quería decir que el río tenía vida», explica con vehemencia Salvador Domínguez.

«Esa vida para los ríos es como la sangre para el cuerpo humano, si no existen se muere, y eso es lo que está pasando a todos los ríos. Yo quiero reflejar al nuestro, lo que veo día a día», sigue relatando. «Desde que tengo recuerdos, y todos igual, nos hemos bañado, hemos pescado, disfrutado de él a tope, inclusive hasta beber el agua directamente, hoy algo impensable».

El alcalde de Santa Cristina de la Polvorosa advierte: «lo que quiero decir con esto, es muy simple, si no se hace nada, nuestro río se muere, y no quiero que deje de pasar agua por él, ¿pero qué agua?.

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