12,30 horas, suena el timbre a una hora nada habitual en las clases del Centro de Adultos de Benavente. Algo pasa. Hay que desalojar.
De repente las sirenas de la Policía Local y de los Bomberos se dejan oír. No están tan lejos y es más, hasta se van acercando.
En apenas un minuto y medio, el casi medio centenar de alumnos de este centro, que a estas horas recibían sus enseñanzas, ya se encuentran en el Punto de Encuentro en la peatonal calle del Convento de San Francisco. Todo transcurre con normalidad y después de la inspección de la dotación de bomberos allí desplazada, todos de vuelta a las clases.
Ha sido un simulacro, sin humo, sin agua, sin evacuaciones en camilla y sin subirse a los vehículos de los intervinientes como en el resto de los colegios. Un simulacro, que tal como recoge la orden de 13 de noviembre de 1984 sobre evacuación de Centros docentes de Educación General Básica, Bachillerato y Formación Profesional, determina que en estos centros deberá realizarse un ejercicio práctico de evacuación de los edificios en el primer trimestre del año académico para comprobar el correcto funcionamiento de las medidas de prevención definidas.