
La localidad de Santibáñez de Vidriales y toda la zona suministrada de energía eléctrica por la comercializadora Naturgy-Grupo Gas Power, de la productora Fenosa, tras el apagón histórico del mediodía de ayer, recobraba a partir de las 06:10 horas de este martes y de forma paulatina su normalidad.
La falta de energía eléctrica había provocado la imposibilidad de las comunicaciones e internet. Más aún, el corte de fluido eléctrico conllevó la paralización de las bombas en los equipos hídricos, llegando a vaciar algunos depósitos de agua, la paralización de las plantas potabilizadoras y la consecuencia de la falta del suministro de agua en las casas.
La situación se comenzaba a manifestarse crítica en el vecindario de algunos de estos pueblos suministrados de energía por Fenosa. No ocurría así en los alimentados por Iberdola como fue en Camarzana de Tera o la ciudad de Benavente a los que llegaba el fluido eléctrico a media tarde de ayer.
Los regentes de los establecimientos hosteleros comenzaban a sentir preocupación al comprobar como la luz no llegaba a las instalaciones y no poder dar servicio a los clientes. Muchos de ellos optaron por cerrar a media tarde, incluso otros llegaron a revivir situaciones idénticas producidas en la época de la pandemia. Tal es el caso de un bar de San Pedro de Ceque que decidió cerrar con la llegada de la noche al no poder atender a los clientes. Otro de los locales optó por el cierre horas antes y en el más reciente reabierto coincidía que la anómala situación ocurría en lunes, la jornada en la que se cierran muchos locales por descanso del personal.
En todo caso, la situación llegó a provocar momentos de tensión e, incluso, de angustia al no poder comunicarse con los familiares. Muchos no podían recibir información y se agrupaban en corrillos a las puertas para saber qué es lo que estaba ocurriendo. ¿Sabes algo?. Esta era una expresión común. Ya entrada la noche, sólo quedaba dar un paseo por las calles del pueblo, eso sí con una linterna, u optar por irse a la cama. Sin televisión, sin radio, sin móviles, sin internet, sin luz y, ya, sin agua.
A partir de ahora y con la salida del sol, de un nuevo día, comienzan a evaluarse los daños, como por ejemplo las pérdidas en productos congelados.