La tarde del domingo prometía emociones fuertes en Benavente, y no decepcionó. A las 19:00 horas, las calles del centro se llenaron de pequeños corredores listos para enfrentarse al ‘peligroso’ encierro urbano hinchable.
Armados únicamente con su valor (y alguna chuche en el bolsillo), los niños recorrieron un circuito que partía de Toril Viejo y pasó por Plaza San Antón, Calle Matadero y la Plaza Mayor, hasta llegar a la gran meta: la Plaza de la Madera, donde les esperaba una capea que prometía ser inolvidable.
Los toros hinchables, con nombres tan originales como Quitasuegras, Quitamoto, Yatecomo, Zángano, Quitapenas, Lametazos y Casicomo, no se lo pusieron nada fácil. ¡Con hasta 500 kilos de aire y una cornamenta de dos metros, estos bichos imponían respeto!
Pero los pequeños de Benavente demostraron que el tamaño no importa. Corrieron, esquivaron, hicieron quiebros y hasta se dejaron coger en alguna ocasión, todo entre risas y mucho espectáculo.
Cada «cogida» era atendida con toda la parafernalia de una emergencia… aunque aquí la ambulancia era hinchable y la cura consistía en gominolas.

La capea final en la Plaza de la Madera, vallada para la ocasión, fue un auténtico festival de valor y carcajadas. Los niños entraban por edades, se medían cara a cara con los toros hinchables y regalaban al público recortes, saltos y carreras llenas de energía.
Padres, abuelos y curiosos no perdieron detalle, armados con cámaras y móviles para inmortalizar cada momento. El ambiente fue de fiesta, tradición y mucha ternura.
Organizado por la Asociación Benaventana del Toro Enmaromado, en colaboración con el Ayuntamiento de Benavente y Elías Park, el evento fue un rotundo éxito que demostró que, en Benavente, hasta los más pequeños saben cómo honrar sus tradiciones… ¡y pasarlo en grande!