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VIDEO: Morales de Rey se remoza

Los paseos ribereños junto al cauce facilitan el esparcimiento vecinal en un privilegiado enclave dominado por el río Eria

Acondicionamiento de paseos ribereños, senderos, instalación de parterres, vallas rústicas, todo ello forma parte de un programa de actuaciones que se viene acometiendo en Morales de Rey para mejorar el esparcimiento vecinal. Nada se halla al azar, sino todo lo contrario. Se trata de «mejorar y ornamentar el pueblo» como señala su alcaldesa Consuelo Posado. A la mejora de infraestructuras se suman las actuaciones anónimas que enriquecen y hacen pueblo.

Recientemente se ha procurado mejorar el malecón en el margen derecho del río Eria, el cauce cuyas aguas han procurado sabores agriculces, en no pocas ocasiones, a los vecinos de Morales de Rey. El sendero ribereño forma parte de uno de los privilegiados paseos dominados por la ermita del Bendito Cristo de la Vera Cruz, la pasarela y la presa de «la Garafa». Ese muro de hormigón semicircular que llega a aprisionar la corriente para arrancarle toda su fuerza curso abajo. La cabecera de esta laguna artificial se sortea por una pasarela para adentrarse en el margen izquierdo del curso fluvial, el dominado por el plantío, la zona recreativa y las pistas deportivas. Un sendero paralelo al cauce, hecho a base del picado, del material sobrante de las carreteras, permite el paseo peatonal junto a las aguas.

Y para no correr riesgos se ha instalado una valla rústica, hecha a base de estacajes de madera unidos por una soga a modo de barandilla. Una actuación similar se ha procurado en el margen derecho desde la pasarela hasta «la Garafa» donde el agua interpreta una sinfonía invadida por las sensaciones. Mirando al sur se alzan las estribaciones de la mítica Sierra de Carpurias, cuyas faldas y lomas son sorteadas por sendas y rutas con denominaciones evocadoras. Y a los pies de las compuertas del propio cauce del río se halla la manga del molino, la que ha alimentado a la factoría de molienda en pleno casco urbano con un recorrido serpenteante hasta volver a encontrarse con el agua que le dio vida y le ha permitido crecer, junto al mimado parque de las Madres, como espacio de ocio y encuentros vecinales.

No faltan señas de identidad de la manufactura ornamental entre las támaras ribereñas como es el caso de un carretillo cuyas tripas llenas de elementos pétreos alumbran el escudo municipal con sus blasones, así como esperan ansiosas que con la llegada de la primavera se vistan de flores.

Paseos y senderos junto al río Eria para permitir el esparcimiento vecinal. Y claro que lo aprovechan ya grupos de vecinos. Porque para eso se ha hecho, para disfrutar de la naturaleza que rodea Morales de Rey.

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